HEMOS CELEBRADO EN LA SALA LEIDOR DE TOLOSA NUESTRA 17ª ASAMBLEA NACIONAL

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ETXERAT. Celebramos hoy en Tolosa la 17ª Asamblea Nacional de Etxerat y queremos transmitir, en primer lugar, un mensaje de contenida esperanza porque, pese a todo, avanzamos. En el año transcurrido desde la cita de Leioa se han producido hechos y se vislumbran signos que alientan nuestro trabajo y que consideramos avances, de calado si se miran en su conjunto, en el camino del final de la política penitenciaria de excepción, el alejamiento y la libertad de los presos enfermos.

Pero no vamos a mentir. Nos asusta la posición del Gobierno español y de los sectores partidarios de la dispersión y el alejamiento. Dan miedo las intervenciones y actuaciones ante la sola idea de que la presión y el sufrimiento que padecen nuestros familiares encarcelados y nosotras mismas puedan aflojar. Y extraña y desmoraliza que nunca, en ninguna circunstancia, se menciona la palabra “paz”. Muy al contrario, continúan plenamente activas en el Estado español las políticas penitenciarias de excepción, con todas sus consecuencias. El trágico balance del año transcurrido da cuenta de un total de 11 accidentes de tráfico (9 en 2017 y 2 en lo transcurrido de 2018) con decenas de heridos ocasionados por el alejamiento, la permanencia en prisión de 22 presos con graves enfermedades; y la muerte de 3 presos políticos vascos en el plazo de 8 meses.

Precisamente, la responsabilidad de la reciente muerte de Xabier Rey en Puerto III recae en su totalidad en la política penitenciaria aniquiladora de excepción que mantiene el Estado español. Así lo hemos denunciado porque Xabier Rey forma parte del colectivo de presos vascos que cumplen largas condenas en cárceles lejanas, bajo medidas de excepción que les mantienen en un régimen de vida especialmente duro, y que sufren, por lo tanto, un importante desgaste de su salud física y psíquica cuyas consecuencias son impredecibles. Pero también hay que situar negro sobre blanco que la aplicación sistemática del primer grado en el que se encuentra el 95% de los presos políticos vascos impide cualquier avance de la vía penitenciaria individualizada y conlleva graves restricciones en un régimen de vida ya de por sí limitado, que se mantiene así por tiempo indefinido y, por lo general, a lo largo de toda la condena.

Pero pese al doloroso balance del año transcurrido, avanzamos. La sociedad civil y los agentes políticos y sociales han dado pasos decisivos en Ipar Euskal Herria. Cabe destacar el decisivo papel jugado por los artesanos de la paz en el desarme de ETA, o el trabajo desarrollado por la delegación de representantes institucionales y agentes sociales a favor de la humanización de la política penitenciaria. Es constatable también en Hego Euskal Herria una creciente implicación institucional, política, sindical y social. Aumenta asimismo el conocimiento y la concienciación respecto a las consecuencias de la política penitenciaria de excepción. A lo largo del último año, se han aprobado resoluciones, declaraciones, y mociones en los parlamentos, ayuntamientos y Juntas Generales; la totalidad de las fuerzas sindicales han exigido la libertad de los presos enfermos. En una situación que no hemos vivido anteriormente, agentes e instituciones recogen la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca.

El Foro Social en el que Etxerat participa activamente es ya, de hecho, el carril central del camino emprendido por una gran mayoría de la sociedad del sur de Euskal Herria, hacia la paz justa y verdadera y la resolución con garantías de no repetición. Es en este marco en el que Etxerat plantea situar en la agenda política y social, con carácter urgente, la necesidad de dar una solución, más pronto que tarde, a la realidad en la que viven nuestros familiares y amigos en el exilio y la deportación.

Ha sido el año en que la política penitenciaria de venganza de los estados español y francés más en evidencia ha quedado a nivel europeo. El informe elaborado por la eurodiputada Joëlle Bergeron,  que condena específicamente la política penitenciaria de alejamiento “ya que constituye un castigo añadido para las familias” ha recabado apoyo mayoritario. El Informe anual de la Controladora General de Prisiones del Estado francés ha rechazado asimismo el alejamiento sistemático de presas y presos vascos, toda vez que fruto del trabajo realizado por Etxerat en Europa, entre otros logros, europarlamentarios europeos han iniciado visitas a los presos gravemente enfermos para denunciar su situación y exigir su libertad.

Tras conocerse las conclusiones del debate del Colectivo de Presos Políticos Vascos, que recogían que había llegado la hora de vaciar las cárceles, señalándose en las mismas, como camino para ello, la utilización de vías legales, es decir, abordar las iniciativas jurídicas que hagan posible lograr la salida de los presos y presas de las cárceles y su vuelta a casa, Etxerat decidió hacerse cargo directamente, tal y como recogen nuestros estatutos, de la asistencia jurídica y sanitaria a nuestros familiares presos. En lo que se refiere a la asistencia médica, contabilizamos un total de 91 presos con algún tipo de afección, 14 de los cuales padecen enfermedades graves mientras 8 en similares condiciones no quieren hacer pública su identidad.

En ese contexto, realizamos una petición a la sociedad vasca para poder hacer frente a este importante esfuerzo económico, que se suma a la voluntad de aliviar las necesidades derivadas de la dispersión y el alejamiento. Y no podemos sino agradecer el compromiso y la determinación de miles y miles de mujeres y hombres.

No podemos finalizar sin citar el motor principal de este avance que, si bien no se produce con la premura que todos necesitamos, pues la urgencia es absoluta, resulta imparable; la propia sociedad vasca en la que seguimos depositando toda nuestra confianza. Una ciudadanía que se expresa mayoritariamente en la defensa de los derechos de los presos y sus familiares y allegados.

Vamos a seguir trabajando para que se conozca el alcance del daño que causa la actual política penitenciaria. Vamos a seguir dando lo mejor de nosotras mismas en la asistencia y apoyo a familiares y personas afectados por el alejamiento. Y vamos a seguir trabajando en clave de futuro, porque confiamos en que la paz es posible, sabemos que es posible y alcanzarla es responsabilidad de todas y todos.

¡LAS Y LOS QUEREMOS VIVOS Y EN CASA!