ETXERAT (26-5-2022). (Lectura del último viernes) Una y otra vez venimos denunciando, entre otras conculcaciones sistemáticas de derechos, el bloqueo por parte de la Audiencia Nacional a la aplicación de la ley penitenciaria ordinaria; el mantenimiento en la cárcel de presos con enfermedades graves; la no acumulación de las condenas cumplidas en Francia; o la aplicación de la ley 7/2003, es decir, las condenas a 40 años.
Acabar con estas situaciones tan sangrantes no son beneficios para los y las presas vascas. Nunca se les ha beneficiado. Al contrario.
No cabe duda de que la situación ha cambiado, en general, a mejor, y que se están dando avances importantes. De hecho, 101 del total de 185 presos y presas se encuentran en prisiones de Euskal Herria. Pero queda pendiente, precisamente, una cuestión que queremos subrayar hoy ante la sociedad vasca. Lanzamos un mensaje claro porque, con tanto ruido mediático, se oculta la realidad: No se ha cerrado definitivamente el ciclo de la dispersión y los presos vascos, muchos aún, continúan alejados.
A día de hoy, todavía, un total de 65 presos y presas de EPPK (19 más en el Estado francés) siguen aún dispersadas en càrceles periféricas y otras prisiones, todavía lejanas, en el Estado español. Pudiera parecer lo contrario, pero sigue habiendo presos vascos en Estremara (Madrid), en Salamanca y León; en Palencia, Asturias, Daroca, Zuera y Soria.
Ésta es la cruel y descarnada realidad cuando se cumplen ya cuatro años desde que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunciara un cambio de la política penitenciaria, tras el fin de los ciclos de violencia armada. Un año antes, la negociación entre la delegación vasca y el Ministerio de Justicia francés llevaron al acercamiento de los presos a Lannemezan y Mont de Marsan.
Es hora de acabar de un vez con el alejamiento. Parece mentira que tengamos que seguir movilizándonos por cuestiones que debieron quedar atrás hace tiempo. Estamos ya muy cansadas porque, no lo olvidemos, venimos de dos años de pandemia que ha afectado sobremanera la incomunicación en las cárceles, y, sobre todo, estamos hartas porque, realmente, los estados se están riendo, no ya de los presos, exiliados, deportados y de sus familiares, se ríen de la ciudadanía vasca, no muestran respeto alguno por la voluntad mayoritaria de esta sociedad!
¡Acabad con el alejamiento!
Izan bidea! Presoak etxera!