Mirentxin anunció la iniciativa para denunciar la política de dispersión en la charla sobre la asistencia en las visitas a las cárceles que ofreció junto con Etxerat en Gasteiz.
ETXERAT. El próximo mes de mayo una caravana de vehículos “grandes” marchará por las carreteras para reclamar el definitivo fin de la dispersión, ya que luchan contra ella todas las semanas haciéndole frente al alejamiento, y homenajear la solidaridad de las y los ciudadanos que hacen posible Mirentxin: “Hay que dar un golpe en la mesa para que acabe esta situación”.
Según informo Joseba Astarloza (Conductor de Mirentxin) en la charla sobre la labor que tanto Mirentxin como Etxerat desempeñan proporcionando asistencia, “El objetivo es alcanzar un vehículo voluminoso por cada preso político para dar a conocer lo que vivimos en este país”. El recorrido será Larrabetzu-Bilbo-Larrabetzu, donde posteriormente se celebrará una fiesta.
El pasado enero el Elkartasun Gunea de Gasteiz acogió una charla sobre la asistencia en los viajes a las cárceles que los familiares y amigos de presos están obligados a realizar cada semana. Una tarea de la que se encargan en conjunto Etxerat y Mirentxin. En nombre de la primera habló Patricia Belez, encargada de la asistencia en el estado español, y Joseba Astarloza lo hizo por Mirentxin.
Belez presentó la charla haciendo una breve presentación de Etxerat para los que aún no sitúan la asociación o las funciones que desempeña: “Etxerat es la asociación de familiares y allegados de presos y exiliados políticos vascos, donde se puede encontrar la asistencia, el asesoramiento y el acompañamiento para poder sobrellevar situaciones tan duras como son la cárcel, la dispersión, el exilio y la deportación”.
Tal y como la miembro de la asociación expuso, Etxerat es también un espacio donde las vivencias de las personas que sufren la misma lacra van a ser comprendidas y compartidas, un ámbito también en el que se denuncian las vulneraciones de derechos que tanto los presos como sus allegados sufren. Belez destaco en este aspecto la “instrumentalización” de los allegados y familiares, al ser utilizados como objetos de chantaje, de presión y de venganza, y resumió el objetivo final de Etxerat en su lema: “Etxean eta bizirik nahi ditugu” (Los queremos vivos y en casa).
En lo que compete a la asistencia, el trabajo se reparte entre Etxerat y Mirentxin. En la primera, la asistencia se divide entre el estado francés y el español. En Francia es Pakito Lujanbio quien se encarga, donde la primera barrera que nos encontramos es la idiomática. En los primeros momentos de tensión de la detención, Etxerat se ocupa de las peticiones de permisos para las visitas. También informa de los itinerarios de las cárceles a las que se llega a asistir, incluso información para los alojamientos.
Belez explicó que por ejemplo, en el estado francés, un gran número de presos se encuentra en Paris y en situación de prisión preventiva*. Por otra parte, aunque haya más de un preso político vasco en esa cárcel, es imposible hacer coincidir las visitas para que los familiares viajen un mismo fin de semana y así viajen juntos, ahorrando costes y esfuerzo. Debido a eso, antes había un autobús, pero ahora usan más los medios de transporte público. “Pero estos medios no son directos a las cárceles”, aclaró Belez, “por lo que implican muchos transbordos”, además de tener que encajar diferentes horarios. En esos casos es donde entra Etxerat, si debido a un retraso de un tren o autobús no es posible llegar a la hora a la cárcel: la asociación llama al centro y explica lo ocurrido para poder intentar cambiar la visita a otro día. En los viajes al estado francés también influye que las visitas estén repartidas entre la semana laboral.
Una vez los presos estén condenados –no todos lo son – se les dispersa a otras cárceles donde las visitas no son como en el estado español, donde existen los vises de hora y media, o los amigos a las visitas en los locutorios de 40 minutos. Cosa que con Mirentxin se logra cubrir ya que las furgonetas salen los viernes, se quedan a la visita el sábado y en cuanto las terminan, vuelven. Pero en el estado francés una vez los presos están ya condenados tienen la opción de visita entre semana además de los fines de semana, por lo que la opción de Mirentxin no satisface del todo, “ya que como familiares vamos a intentar visitar a nuestra persona allegada los máximos días posibles en vez de un día”.
Sin embargo, la solidaridad de Etxerat, Mirentxin y los familiares, ha hecho que en ocasiones puntuales cuando así ha hecho falta (debido por ejemplo a que a una persona le es imposible viajar a un centro penitenciario), se sacrifiquen las horas de más que se tienen para una visita y comprometerse a ir. “Pero no es fácil sacar una furgoneta a Francia –admitió Belez – no funciona igual que en el estado español”.
Asistencia desde el minuto uno
En el estado español, el área de trabajo de Patricia Belez, fundamentalmente se organizan los viajes a las cárceles en colaboración con Mirentxin, además de llevar el autobús de Andalucía. Otra gran parte de la labor de Etxerat surgen con los continuos traslados: “Disponemos de plantillas con los presos de cada cárcel y el contacto de sus familiares, los datos que se les asigna en cada cárcel...así antes de que el preso en cuestión llegue a ese centro se disponga de la máxima información al respecto, “incluso del ambiente que se respira en esa cárcel”.
Según preciso Belez, “El asesoramiento se da desde el primer momento de la detención”, informando por ejemplo sobre la previsión que se hace de a qué cárcel pueda ser llevada la persona, que clase de paquetes se pueden meter, como son las primera visitas...”estar ahí”. Una de las primeras preguntas que se suele formular en los traslados es “¿Hay furgoneta?”.
En este momento hay 301 presos en el estado español en 45 cárceles, y en el estado francés 86 en 27 cárceles dispersados. “Nos es imposible llegar a todas”, lamentó Belez. Y explicó que con 9 furgonetas que Mirentxin pone a su disposición se logra llegar a 17 cárceles. Puntualmente, además, cuando se les ha pedido ayuda se llega a otras 3 cárceles más. Luego se encuentra el autobús de Andalucía, con el que se llega a otras cuatro cárceles más: “Las peticiones que nos llegan suelen ser de familiares de distintos presos pero en una misma cárcel y que se ponen de acuerdo para solicitar una furgoneta que poder compartir. Nosotros les pedimos que se reúnan con nosotros y hablamos de la posibilidad de cuadrar al menos una vez al mes alguna visita”. Muchas veces no se logra, desveló la trabajadora de Etxerat, ya que usar la furgoneta supone pasar dos noches fuera de casa. Debido a las diferentes circunstancias personales como laborales, no todo el mundo puede ausentarse durante dos noches seguidas. En esos casos, Etxerat crea un grupo de whatsapp para que los propios familiares se comuniquen entre ellos y puedan compartir cuando se dan las circunstancias, un viaje. “Eso ha aligerado mucho y ha hecho más efectivo el trueque de información”, ya que es un modelo que se ha creado con todas las cárceles. “Yo lo que hago es mandar las listas de los usuarios a Mirentxin como a los familiares del grupo de Whatsapp al que corresponde esa salida a la cárcel. Así ellos comprueban si la información es correcta. Eso ha hecho posible corregir errores en la asistencia y anticiparnos a posibles problemas”. Cada furgoneta sale con un mínimo de cuatro personas y máximo de siete junto con dos conductores.
El día a día en la asistencia consiste en apuntar y rellenar los huecos de las furgonetas. Hay casos en los que es difícil cuadrar las visitas a los vehículos, pero gracias a la antelación, la previsión y sobre todo la solidaridad, es algo que se logra evitar: “Hay veces que una furgoneta tiene más peticiones de las que puede cubrir, y que un par o más personas no puedan viajar. En esos casos pongo un mensaje en el grupo y planteamos dos opciones; que se intente conseguir una furgoneta y Mirentxin nos provea de otros dos conductores más, y si no, intentar sacar un coche intentando cuadrar los horarios de visita de esas personas”.
Furgonetas solidarias
Eso es a lo que se dedica entre otras cosas el apartado de asistencia de Etxerat, mientras que Mirentxin se ocupa de la realización. “Mirentxin nació por una necesidad”, contó Joseba Astarloza, “para satisfacer a los familiares que no pueden llegar por sus propios medios a las visitas”. Dentro de poco dispondrán de una furgoneta más, aparte de las nueve de las que hoy día disponen.
Astarloza reconoció que conducir en Mirentxin es “algo sufrido”, debido a tantas horas frente al volante. “No son vacaciones”, advirtió, “tienes detrás a muchas personas”. Conducen de media de 1600 a 2000 kilometros. Astarloza remarco lo “bonito” de la iniciativa que tiene Mirentxin, a pesar de que esta asociación al igual que Etxerat, lo que quiere es no tener que recorrer más distancias en las carreteras de la dispersión.
Mirentxin está formada por 11 grupos que se dividen en los viajes a las cárceles. Hay grupos que realizan los mismos viajes durante un mes y otros que conducen diferentes rutas cada dos semanas. El conductor de Mirentxin destaco la “comodidad” que supone ir en furgoneta con respecto a años atrás, no solo para los familiares y amigos sino para los conductores también: “Era un poco precario, dormíamos incluso en las furgonetas”. Sin embargo, hizo especial hincapié en la responsabilidad que supone llevar una furgoneta de personas que tiene que llegar a unas visitas en un horario determinado.
Para mantener las furgonetas que Mirentxin compra cada grupo tiene el trabajo de vender boletos, camisetas y diferente material. Unas ventas que tienen que alcanzar para renovar los vehículos al cabo de solo cuatro años, debido a la barbaridad de kilómetros que recorren: “Es poco tiempo para lo que vale una furgoneta”. Otro gasto importante viene también de la correcta revisión y las reparaciones a las que se someten las furgonetas: “Las furgonetas se revisan cada semana”.
.El grupo también invierte tiempo en la preparación de los viajes, como qué protocolos seguir ante las diferentes inclemencias del tiempo bajo las que los familiares y amigos están obligados a viajar.
Altruismo y malabarismo. Son dos de los ingredientes con los que trabajan siempre Etxerat y Mirentxin. La solidaridad y el encaje de bolillos para reponer furgonetas averiadas y llegar a las visitas: “Solemos tener amigos en las zonas por si alguna avería, en esos casos lo hemos solucionado con ellos o si no se llama a coches de alquiler o incluso miramos si el autobús de Andalucía pasa cerca para recogerlos si puede”, confesó Belez. También especificó que los conductores de Mirentxin no son personas que están ahí un solo día, son conductores que se preocupan por estar todo el año, dispuestos a ayudar en caso de que haga falta.
Mirentxin también tiene escasez en recursos humanos, ya que hay muy poca gente que se apunte para ser conductor, sobre todo gente joven: “Al final no es tanto, es un fin de semana al año”.
Por último, Astarloza declaró que es una forma de muy segura de viajar, “Llevamos a los pasajeros como si fueran nuestra propia familia”, y animó a todas las personas que por desgracia tienen que viajar a usar este servicio. “Nos gustaría llegar a todas las cárceles posibles”.
*Situación de prisión preventiva: a los presos políticos vascos se les aplica la dispersión desde que son encarcelados, por tanto, pueden pasar años hasta que se celebra el juicio, pero son alejados igualmente.