ETXERATTan solo 48 después de que fuera ingresado en el hospital Virgen de la Salud de Toledo, donde fue intervenido quirúrgicamente y le fue colocado un stent tras sufrir un infarto de grado medio, el preso político vasco Mikel Otegi fue trasladado ayer de nuevo a la prisión de Ocaña I.

Mikel Otegi recibió ayer el alta en la sección de coronaria del hospital y llevado a planta, en el área penitenciaria del centro hospitalario, donde tenía que haber permanecido dos o tres días en observación, tal y como el cardiólogo manifestó a los familiares del preso. El mismo médico explicó que la falta de camas en planta sería la razón por la que Otegi habría sido enviado al área penitenciaria.

Con motivo de que las visitas en esta área penitenciaria hospitalaria son los sábados, domingos y miércoles, los familiares de Mikel no pudieron visitar ayer a su familiar preso y decidieron volver a casa (520 km). Fue en el camino de vuelta recibieron una llamada de la prisión de Ocaña I, mediante las que se les comunicó Mikel estaba ya, de nuevo en la enfermería de la cárcel.

No es lógico ni asumible que Mikel Otegi haya sido enviado de nuevo a prisión, tan sólo 48 horas después de sufrir un infarto, por entender que su estado de salud requiere una  mayor atención médica en condiciones adecuadas y dignas, ya que el propio cardiólogo habló de que Mikel Otegi iba a permanecer dos o tres días en planta y en un lugar, el hospital, que ofrece mayores garantías para su evolución.

Los familiares de Mikel Otegi viajaron el pasado miércoles hasta Toledo a donde llegaron a última hora de la noche. Una vez más, ante una situación de emergencia como es un problema grave de salud de un familiar preso, el alejamiento y la dispersión complican muchísimo de manera cruel todo lo que los familiares deben hacer en estos casos. Pero es que, además, por el hecho de haber sido trasladado a planta en el área penitenciaria, ayer no tuvieron opción de visitarle y fue durante el viaje de regreso a casa cuando les comunicaron que Mikel había sido  trasladado de nuevo a prisión, algo que sólo se puede entender desde la absoluta falta de respeto hacia Mikel Otegi y su familia por parte de Instituciones Penitenciarias. Entendemos que es una nueva muestra de la política penitenciaria basada en la venganza y el odio.

Reiteramos nuestra solidaridad y ánimo, tanto a Mikel como a sus familiares y reiteramos, por otra parte, que tanto el juez, como el subdirector médico de Alcalá-Meco siguen sin dar respuesta a la petición de aplicación del artículo 104.4, o en su caso, del 91.3 del reglamento penitenciario, para que Ibon Iparragirre salga de la cárcel y pueda ser atendido de su grave enfermedad en condiciones dignas.

Exigimos la libertad de Ibon Iparragirre y el resto de presos con enfermedades graves y, también, el acercamiento de todos los presos políticos vascos, como Mikel, a prisiones de Euskal Herria.