ETXERAT (13-5-2020). Hemos conocido hoy las medidas anunciadas por Instituciones Penitenciarias para iniciar la desescalada en las cárceles españolas y debemos manifestar, con claridad, que los presos y presas políticas vascas, y sus familiares y allegados volvemos a quedar totalmente marginados en la recuperación de las comunicaciones y el vínculo afectivo.
Tras tres décadas de sufrir las consecuencias del alejamiento y la dispersión, con el sufrimiento y el coste humano y económico que supone, se constata que también ahora seremos los últimos en poder visitar a nuestros familiares presos.
Pese a la positividad que pretende transmitir el Ministerio español de Interior, la realidad es que las comunicaciones ordinarias que se van a permitir en los locutorios, así como los permisos penitenciarios, se refieren a prisiones situadas en provincias en fase 1 o 2 de la desescalada. Además, estas comunicaciones con familiares, allegados o abogadxs, se permitirán cuando el comunicante provenga de la provincia en la que se encuentre la cárcel.
Por lo tanto, cuando se cumplen dos largos meses sin visitas, sin poder verles, no hay buenas noticias para las y los presos políticos vascos y sus familiares, No podremos viajar, por ejemplo, a Andalucia o a Levante para realizar visitas, cuando en la actualidad el 80% de las y los presos vascos se encuentran en prisiones situadas a entre 400 y 1.100 kilómetros de su entorno familiar, toda vez que en centros penitenciarios de Hego Euskal Herria sólo hay 3 presos.
No son mejores las noticias en las prisiones francesas, donde se han habilitado medidas muy restrictivas para recuperar las comunicaciones, entre otras, una única visita de una hora a la semana, y para familias provenientes de lugares situados a 100 kilómetros de la prisión, lo que ha llevado a que la gran mayoría de familiares no vaya a tener visitas.
La cruel excepcionalidad de la política penitenciaria que han impuesto a nuestros familiares y que repercute muy negativamente, también en nosotras y nosotros, da una vuelta de tuerca con motivo de la emergencia sanitaria y somos conscientes además, que la situación puede volver a complicarse, afectando a familiares de cierta edad, y menores en quienes esta crisis se ceba especialmente. Insistimos en una cuestión vital para nosotras y nosotros, deben acercar a los presos vascos a Euskal Herria.
No podemos esperar ya más.
¡Las y los queremos vivos y en casa!