ETXERAT. El pasado 29 de febrero falleció Lurdes Arronategi, de 80 años de edad y madre de cinco hijos, entre ellos, los presos políticos vascos Ibon y Eneko Goieaskoetxea. Ibon está en la prisión de Arles, a 750 kilómetros de distancia de Euskal Herria y Eneko en A Lama, a 730 kilómetros de Euskal Herria.

La familia retrasó el funeral por Lurdes que se iba a celebrar en Zokoa, al objeto de contar con el tiempo necesario para que pudieran realizarse los trámites necesarios de cara a conseguir que Ibon pudiera ser trasladado para asistir a la ceremonia. Pese a que la petición se realizara con suficiente antelación, la familia recibió ayer la comunicación de la prohibición para que Ibon esté hoy en Zokoa. La argumentación para este rechazo a la petición se fundamenta en que no hay medios policiales adecuados para garantizar el traslado de Ibon, en su condición de preso DPS (Detenido Particularmente Señalado).

Hemos denunciado recientemente la situación que padecía Lurdes Arronategi, al igual que otras y otros familiares, personas mayores particularmente castigadas por las políticas de alejamiento y dispersión, que no hacen sino impedir el mantenimiento del vínculo familiar con sus familiares presos. Precisamente, Lurdes nos dejó sus testimonio vivo, en relación con la cada vez mayor imposibilidad de realizar esos largos viajes por motivo, precisamente, de su edad avanzada.

Cabe destacar que en el caso de esta familia, el padre falleció el pasado verano. En el plazo de 8 meses han fallecido el padre y la madre de ambos presos políticos.

Tras esta larga espera, finalmente hoy Ibon no podrá estar en la despedidia de su madre. Etxerat quiere denunciar esa cruel decisión, que se suma a la tensa espera que durante estas semanas ha sufrido esta familia. Nos encontramos ante otra ocasión en la que se pone de manifiesto la conculcación de derechos básicos, fruto de medidas de excepción de la política carcelaria. Y reiteramos que no hay soluciones intermedias. La única solución pasa por dejar sin efecto las medidas de excepción y por acercar a los presos políticos vascos a Euskal Herria, ya que es el paso requerido para garantizar los lazos afectivos y la relación entre presos y entorno familiar y allegados.