El preso político de Lekeitio tiene 61 años de edad, lleva 24 en prisión, siempre en 1º grado y se encuentra en la cárcel de Puerto I, a 2.040 kilómetros de distancia de su entorno familiar
ETXERAT (25-5-2020). El preso político lekittarra Julen Atxurra Egurrola, de 61 años de edad y encarcelado en la prisión de Puerto I (Cádiz), ha sufrido un derrame cerebral. Como consecuencia del mismo, el preso se ha visto afectado en la zona izquierda de su cuerpo, en mayor medida la rodilla y el pie, así como los dedos de la mano, tal y como se desprende del informe médico y de la información que sus familiares han recibido por parte del servicio de Neurología del hospital en que fue atendido.
El derrame le sobrevino el pasado miércoles, 13 de mayo, y Julen Atxurra Pototo fue trasladado desde la prisión de Puerto I al Hospital Universitario de Puerto Real, lo que les fue comunicado a los familiares.
Al revés inicial por recibir semejante noticia, acaecida a un familiar en prisión, hay que añadir la impotencia ante la imposibilidad de contactar directamente con la persona querida, unido a la gran distancia a la que se encuentra. Una preocupación acrecentada por el desconocimiento de las circunstancias y la premura con la que se realizara el ingreso hospitalario, hecho de vital importancia en este tipo de ataques, ya que cuanto más tiempo dure la anomalía del flujo sanguíneo hacia el cerebro, mayor es el daño.
Se da la circunstancia de que, el mismo día 13, el preso político vasco pudo mantener la segunda videollamada que a lo largo de todo el tiempo de confinamiento por el Covid19, ha podido realizar con su familia.
El pasado jueves, 21 de mayo, ocho días después de sufrir el derrame, el preso vizcaino fue trasladado de nuevo a la cárcel, desde donde pudo llamar a su casa. Dos días después, el pasado 23 de mayo, sábado, una vez recibida la autorización, dos familiares pudieron viajar hasta Puerto de Santa María y visitarle durante 40 minutos en un locutorio de la prisión de Puerto I. Los familiares han relatado que Julen Atxurra se encuentra ingresado en la enfermería de la cárcel, con buen estado de ánimo y que, gracias a su fortaleza física y mental, empieza a recuperar sensaciones en las zonas más afectadas de su cuerpo.
Etxerat quiere mostrar en estos momentos todo su cariño, así como todo su apoyo, tanto a Julen, como a sus familiares y allegados, que están pasando unos días muy difíciles con motivo de la incertidumbre por el estado real en que se encuentra el preso, y conocedores de las dificultades con las que se va a encontrar para que se garantice su derecho a la salud y las medidas necesarias para su recuperación.
El ataque le ha sobrevenido al preso de Lekeitio en un momento muy complicado muros adentro, dado que se mantiene la situación de emergencia por el Covid19, toda vez que las comunicaciones ordinarias con el exterior se encuentran interrumpidas desde hace más de dos meses. Ahora, tras volver del hospital, deberá afrontar la cuarentena, en su situación.
Constatamos, además, que los padres del preso político vasco son muy mayores y no es posible que puedan acudir a visitarle a una prisión situada a 1.020 kilómetros de su casa. Julen Atxurra Egurrola fue encarcelado en julio de 1996, es decir, va a cumplir en breve 24 años en prisión, todos ellos en 1º grado, es decir, el más duro y restrictivo y se encuentra encerrado en una prisión situada a 2.040 kilómetros de ida y vuelta a su entorno familiar.
Ésta es la dramática realidad del día a día de la prisión, el alejamiento y la excepcionalidad. Julen debería estar en una prisión cercana a su casa y, para garantizar su derecho a la salud y a recibir un tratamiento digno, en estos momentos debería estar en un centro hospitalario con sus familiares y allegados cerca.
Julen Atxurra es el descarnado exponente de una realidad a la que hay que poner fin con urgencia, que nos habla de que, a día de hoy, tenemos 17 presos vascos que padecen enfermedades graves; hay dos presos políticos vascos mayores de 70 años, otros 12 que suman más de 65 años de edad y 24 más que superan los 60; el 80% de los encarcelados en el Estado español se encuentran en prisiones situadas entre 400 y más de 1.000 kilómetros de distancia de su entorno; 158 de las y los 200 presos en el Estado español están en 1º grado penitenciario.
Por todo ello, es insostenible el mantenimiento de la excepcionalidad penitenciaria, del sufrimiento y del alto coste que supone en cientos de familias. Julen Atxurra y el resto de presos políticos vascos deben ser acercados a Euskal Herria desde hoy mismo, sin mayor demora. Los gobiernos español y francés deben liberar a los presos con enfermedades graves y mayores de 65 años. Acerquen a todas y todos las y los presos políticos vascos a Euskal Herria.
Etxean eta bizirik nahi ditugu!