ETXERAT. El preso político vasco Ibon Iparragirre ha sido trasladado de Zaballa, sin el reconocimiento médico que hoy le iban a realizar en el Hospital de Txagorritxu y sin haber realizado la comunicación vis a vis con su familia que le correspondía, tal y como han informado a Etxerat sus familiares y abogados.

El pasado miércoles, Iparragirre fue trasladado desde la prisión de Alcalá-Meco para poder visitar a su padre que se encontraba en estado crítico. Eusebio Iparragirre falleció en la residencia Artibai de Ondarroa, con su hijo Ibon a su lado. Inmediatamente, Ibon fue trasladado a la prisión de Zaballa.

Desde Etxerat exigimos aquel mismo día que no vuelvan a trasladar a Ibon Iparragirre fuera de Euskal Herria. Iparragirre se encuentra gravemente enfermo, padece infección por VIH estadio C-3 con importantes lesiones neurológicas: brotes convulsivos, alteraciones visuales, pérdida de memoria, pérdida de la noción espacio-temporal. Asimismo, su abogado cursó la petición para que Ibon Iparragirre pudiera, como es su derecho, realizar una comunicación vis a vis con su familia. Junto a ello, se había establecido una cita hoy por la mañana en el Hospital de Txagorritxu para realizar un examen médico al preso político vasco.

Sin embargo, hoy Ibon no ha sido trasladado a Txagorritxu y su madre, al percatarse de que no le trasladaban para la consulta, ha llamado a la prisión de Zaballa donde le han comunicado que Ibon Iparragirre no se encuentra ya allí.

Etxerat quiere denunciar esta nueva conculcación de los derechos de Ibon Iparragirre, y exigimos que le dejen en Euskal Herria, ya que en estos momentos tan duros es muy importante que sus familiares estén cerca de él, toda vez que es imprescindible que pueda recibir el tratamiento digno y adecuado que requiere su enfermedad.

Etxerat quiere poner de relieve así mismo, por enésima vez, la situación crítica en la que se encuentra el colectivo de presos gravemente enfermos. Día tras día, debemos poner en conocimiento de la sociedad un nuevo hecho: agresiones, tratos vejatorios durante el tratamiento, agravamiento de la enfermedad, no realización de reconocimientos médicos…  que manifiestan que esta situación, es insostenible.

Ni los presos gravemente enfermos, ni sus familiares y allegados, ni la sociedad vasca, puede seguir esperando. Etxerat emplaza a agentes e instituciones, a asumir las responsabilidades que les corresponden con la urgencia que la situación exige.