ETXERAT.  El hermano y la cuñada del santurtziarra Joxe Angel Urteaga, deportado en Cuba desde el año 1984, no pudieron volar el pasado domingo, 16 de setiembre, desde La Habana a Madrid, desde donde iban a coger otro avión para trasladarse a Euskal Herria, debido a que se les prohibió subirse al avión.

Los familiares del deportado político vasco habían pasado junto a él unos días en Cuba y tenían billetes para volver el domingo. Ya en el aeropuerto y tras facturar el equipaje, mientras esperaban al embarque, recibieron la prohibición de coger el citado vuelo. El responsable de la compañía con la que debían volar les notificó que la administración de EEUU les impedía, por motivos de seguridad, sobrevolar espacio aéreo norteamericano.

Etxerat quiere denunciar que el único “delito” que cabría imputarles es el de ser familiares de un ciudadano vasco deportado hace ya 34 años a Cuba. Cabe destacar que los familiares de Urteaga no tuvieron problema alguno para volar en el viaje de ida a La Habana, aunque el hermano de Joxe Angel Urteaga ha tenido problemas para viajar en ocasiones anteriores, pero ésta ha sido la primera vez en la que le han prohibido volar.

Los familiares tuvieron que adquirir otros dos billetes de avión y prolongar la estancia dos días más, con el incremento de gasto que todo ello supone, y pudieron volar el pasado martes de vuelta a Euskal Herria. El hermano de Joxe Angel Urteaga padece un delicado estado de salud y se ha resentido por la situación padecida, por eso, además de lo que supone el incremento del gasto por la compra de nuevos billetes y la prolongación de la estancia en Cuba en relación con este viaje obligado, es más grave y denunciable, si cabe, el deterioro físico y síquico derivado de esta situación.

Desgraciadamente, al igual que los familiares y allegados de los presos vascos seguimos condenados a realizar largos desplazamientos cada semana a las cárceles españolas y francesas, también los familiares y amigos de los deportados políticos vascos estamos obligados a recorrer miles y miles de kilómetros, al objeto de mantener el vínculo afectivo con las personas que queremos. Una realidad que acarrea un ingente gasto económico, así como un gran deterioro físico y síquico con el paso de los años, que afecta a todas las familias y especialmente a mayores y niños, así como a personas con una salud más delicada.  

Etxerat quiere recordar que las deportaciones de ciudadanos vascos se impusieron sin ninguna opción de defensa por su parte, y sin ninguna base jurídica o legal. Ya es tiempo también, 34 años después, de acabar con esta situación arbitraria y de que los deportados puedan volver a Euskal Herria.

¡LAS Y LOS QUEREMOS VIVOS Y EN CASA!