ETXERAT. Los familiares y allegados de los y las presas políticas vascas seguimos sin poder hablar de las consecuencias del conflicto como algo ya superado, en pretérito. Es una sangrante realidad que nos presiona y anula, la de las vulneraciones de derechos como consecuencia del mantenimiento de políticas de excepción por parte de los estados español y francés, y que denunciamos todas y cada una de las ocasiones en que tenemos oportunidad.
Etxerat inició hace ahora un año contactos con agentes políticos, sindicales y sociales de la CAV y Nafarroa para buscar implicación y puesta en marcha de dinámicas, cada cual desde su ámbito, en base a un denominador común; un acuerdo en relación a la libertad para los presos con enfermedades graves y acercamiento de los presos a cárceles de Euskal Herria. Como integrantes que somos del Foro Social Permanente, saludamos el pasado 29 de junio que el Parlamento Vasco -el 88% de los y las parlamentarias- solicitara la excarcelación de los presos gravemente enfermos, una iniciativa que suscribieron seis días más tarde la totalidad de sindicatos de la CAV.
Son algunos hitos que ponen de manifiesto el deseo de este pueblo de profundizar en la paz y la resolución y Etxerat tiene muy claro que para seguir avanzando en el camino hacia una sociedad en paz, sin personas presas, exiliadas o deportadas, se requieren acuerdos previos entre agentes políticos, sindicales y sociales, tanto en la CAV, como en Nafarroa e Ipar Euskal Herria.
Pero junto a todo ello, para que cualquier acuerdo de este calado pueda también desarrollarse a todos los efectos, es imprescindible una legislación acorde con el nuevo escenario, superando la legislación de excepción creada para un contexto hoy en vías de superación definitiva. No en vano, han transcurrido seis años del fin de la actividad armada por parte de ETA y casi medio año de su desarme, impulsado por los Artesanos de la Paz.
El debate interno del EPPK recoge en sus conclusiones, que saludamos, que ha llegado la hora de vaciar las cárceles y en las mismas se señala como camino para ello la utilización de vías legales.
Es increíble y, sobre todo, inadmisible, que en este nuevo contexto los estados español y francés continúen aplicando una legislación basada en la venganza y el odio. Agentes políticos y de defensa de los derechos humanos han mostrado a Etxerat durante los contactos que venimos manteniendo en diversos estados europeos, su perplejidad por el hecho de que, en este nuevo contexto, la situación de las personas presas y exiliadas y la de sus familiares y allegados no cambie a mejor. Cabe citar asimismo la reciente aprobación en el Parlamento Europeo, con 474 votos a favor, 109 en contra y 34 abstenciones, del Informe Bergeron que condena el alejamiento de los presos.
En lugar de ello, tan sólo estos días hemos conocido la desmedida petición fiscal contra 48 ciudadanos y ciudadanas vascas por trabajar en la defensa de los derechos de los presos; la inacción del juez de Instituciones Penitenciarias para deliberar sobre la libertad del preso gravemetente enfermo Ibon Iparragirre con sida en fase C3, terminal, cuya vida pende de un hilo; mientras que suman ya 8 los accidentes de circulación sufridos a causa de la dispersion en lo que va de año por parte de familiares y allegados de los presos.
Los estados español y francés siguen manteniendo el bloqueo y en este contexto, en esta situación, la asociación Etxerat comunica su decisión de dar un nuevo paso adelante y, tal y como recogen nuestros estatutos, nos vamos a hacer cargo directamente de la asistencia jurídica y sanitaria a nuestros familiares presos.
Van a ser dos los ámbitos en los que Etxerat, de la mano de abogados y abogadas, va a trabajar desde el punto de vista jurídico, a partir de ahora. Por un lado, se abordarán todas y cada una de las iniciativas jurídicas que hagan posible lograr la salida de los presos y presas de las cárceles y su vuelta a casa. Se analizarán y ejecutarán los procedimientos jurídicos que sean posibles de abordar, en función de la realidad de cada preso. Por otro lado, continuaremos trabajando en la defensa de los derechos humanos básicos y en la mejora de las condiciones de vida de quienes están aún en prisión. En ambos casos iremos hasta el final y, en ese sentido, somos conscientes de que, en algunos procedimientos, deberemos acudir hasta el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, si tenemos ocasión para ello.
En el ámbito asistencial, queremos resaltar que el número de presos del colectivo se sitúa en la actualidad en 312, pero en la misma medida que desciende la cifra, las necesidades se multiplican. Los datos son crudos y reflejan un ascenso exponencial muy preocupante de la cifra de presos enfermos; del total de 91 presos con algún tipo de afección que tenemos registrados, es público que 13 de ellos padecen enfermedades graves mientras que otros 8 en similares condiciones no quieren hacer pública su identidad. Un total de 19 presos políticos vascos han muerto en las cárceles. Tras estos datos se sitúan las largas condenas y el factor de la edad de los presos y presas. La prolongación de los años en prisión tiene consecuencias negativas reales en la salud física y mental, tal y como se ha comprobado a lo largo de este tiempo.
Es el momento de responder a los problemas de salud física y síquica que presentan, así como a la asistencia jurídica que van a requerir nuestros familiares presos.
No podemos obviar las consecuencias que la dispersión provoca en el entorno familiar y más cercano de los y las presas, en la medida que Etxerat no puede renunciar a continuar dotándose de medios humanos y técnicos para reducir, en lo posible, esos costes.
Queremos manifestar nuestra petición de ayuda a la sociedad vasca para poder hacer frente a este nuevo reto que plantea Etxerat, y que se suma, como hemos señalado, a la necesidad de mitigar las necesidades y gastos derivados de la dispersión y el alejamiento. En los próximos meses nos reuniremos con agentes políticos, sindicales y sociales, con trabajadores y empresarios, con personas referenciales en el ámbito del deporte y la cultura, con la iglesia para plantearles la importancia de implicarse en esta apuesta decisiva y contribuir a dar un paso irreversible hacia la paz y la resolución definitiva de las consecuencias del conflicto.