ETXERAT. Con mucho dolor, recibimos el domingo día 15 la noticia de que, en un nuevo episodio de violencia machista, un hombre había querido vengarse de su pareja, en trámites de separación, intentando cobrarse la vida de la hija de ambos, una niña que aún no ha cumplido los tres años.
La niña fue apuñalada repetidamente por su padre, que, como ya se sabe, se entregó posteriormente a la policía. No obstante, la policía la encontró con vida a pesar de la gravedad de las heridas y, tras dos intervenciones quirúrgicas de urgencia, el equipo médico del Hospital de la Fe, en Valencia, consiguió estabilizarla. En estos momentos, permanece en la Unidad de Cuidados Intensivos. Su madre, presa política vasca, se encuentra encarcelada en la prisión de Picassent, Valencia, alejada 540 km de su domicilio familiar.
Etxerat quiere enviar a Sara Majarenas, madre de la pequeña, y a toda su familia, nuestro apoyo, nuestro calor y toda nuestra solidaridad. Queremos hacerlo, como familiares de presas y exiliadas políticas vascos, sabiendo que, precisamente por su condición de presos y de exiliados, el sufrimiento añadido del alejamiento y la dispersión, agrava cualquier situación. No es difícil imaginar cómo habrá sido para esa familia, los casi 600 kilómetros de angustia, de dolor y de impotencia que, obligadamente, recorren cada semana. No es difícil imaginar, cómo se vive en el estrecho espacio de una celda, la peor de las situaciones para una madre; cómo se vive la angustia de los trámites burocráticos eternos, mientras pasan las horas lejos del lugar en el que tiene todo el derecho a estar: al lado de su hija.
Como familiares, nuestro apoyo, nuestra solidaridad y todo nuestro cariño. Pero también, como ciudadanos y ciudadanas que asisten, una vez más, a la más cobarde muestra de la violencia machista: la que se ejerce consciente y calculadamente sobre niños y niñas con intención de dañar a su madre. Una violencia tan estructural, tan asumida, que ha permitido que el amarillismo de los medios, relegara la gravedad del hecho a un segundo término, mientras daba prioridad absoluta al nombre de la madre y a su militancia en ETA, algo que esta sociedad, por el contrario, no puede asumir.
Queremos mandar un abrazo lleno de todo el cariño, de toda la ternura, a la hija de Sara, nuestra pequeña gran luchadora. Animo maitia, beti zurekin!!