ETXERAT. Etxerat ha denunciado hoy el 7. y 8. siniestro del año causado por la dispersión. Junto a nosotros han estado algunas de las personas accidentadas el pasado sábado, adjuntamos las declaraciones realizadas:
Defensores y gestores de la política de dispersión, repiten constantemente que esta política, ha dado sus frutos. Queremos comunicarles que los frutos, en esta ocasión, son nueve personas heridas. Nueve personas que han sufrido las consecuencias de unos viajes que se realizan por imposición, y en unas condiciones, también impuestas, que los hacen aún más difíciles, elevando los riesgos y poniendo en juego nuestra integridad física y nuestras vidas.
Los accidentes, simultáneos, tuvieron lugar a las 21:30 del pasado sábado, a la altura del km. 34 de la carretera Burgos – Gasteiz, cuando un grupo numeroso de jabalíes se cruzó en el trayecto de la furgoneta que volvía de realizar las visitas en la cárcel de Huelva y en la que se desplazaban 6 familiares y dos conductores solidarios. Con el mismo grupo de animales, chocó el coche que circulaba inmediatamente detrás y en el que casualmente, viajaba también un familiar que regresaba igualmente de una visita; en esta ocasión, en Mansilla, León. Un viaje que, en el caso de la furgoneta, sumaba ya 1750 km de recorrido, y 27 horas de duración; en el del coche, cerca de 1000 km. Por las consecuencias del impacto, las 9 personas fueron atendidas en urgencias; seis de ellas han necesitado collarín y en cinco de estos casos, deben guardar reposo por prescripción médica.
Tras el golpe y en esta situación de nerviosismo y de estrés, aún tuvieron que afrontar, también, la actitud intimidatoria de la guardia civil que, finalmente, consiguió encontrar el modo de multar con 100 euros a una de ellas.
Ninguno de los dos vehículos pudo proseguir viaje; el coche ha sido declarado siniestro total.
Ahora, vamos a pasar la palabra a una de las personas que viajaban en uno de los dos vehículos accidentados, Amaia Sarrionandia:
“Tened cuidado, buen viaje, llamad cuando lleguéis...” esas suelen ser las palabras del que se queda en casa, y nosotros sin mirar atrás le respondemos, “¿qué va a pasar?”
Pero a pesar de pensar que nosotros nos libramos, sabemos que nos puede tocar, que los casi 1000 kilómetros que separan Euskal Herria de Huelva están repletos de riesgos, que en cada cruce, en cualquier diluvio o nevada podemos tener esperando nuestro accidente. Lo sabemos porque antes o después algunos familiares lo han sufrido. Todos estamos en esa ruleta rusa y esta vez nos ha tocado a nosotros, a los familiares y amigos que volvíamos de Huelva y Mansilla.
Cuando me preguntan cómo fue el accidente no sé qué responder, me acuerdo de Aner, el familiar sentado a mi lado gritando “Jabalíes, jabalíes!” y yo me agarré a su brazo. No sé cuántos golpes sentimos, no sé si me lastime o no. Me acordé del niño pequeño de dos años que tenía esperándome en casa. El padre en prisión y la madre en la carretera; pobre crío. Cuantas cosas pueden pasar por la cabeza de una madre en peligro en tan solo unos segundos. Eso todavía me quita el sueño.
Cuando la furgoneta se detuvo, al ver que todos estábamos bien y empezar a hacer las cosas necesarias la rabia y la impotencia se impregnaron en el ambiente. Después de hacer tantos kilómetros, casi en casa, se tuvo que cruzar esa familia de jabalíes en nuestro camino. Pero no acabó todo con eso, el trato inhumano de la Guardia Civil fue lo siguiente. En vez de preocuparse por la situación de los que nos encontrábamos allí, procedieron a multarnos. De todos modos, no vamos a quejarnos, podríamos haber recibido un trato aun peor. Por lo menos estábamos vivos y a salvo. Pues no, vamos a quejarnos y tenemos derecho a hacerlo.
Mientras a algunos se les llena la boca hablando de memoria histórica, suelo ético, peticiones de responsabilidad, cada fin de semana, miles de ciudadanos vascos, niños, jóvenes, adultos y ancianos juegan a esa ruleta rusa. Y esa ruleta que provoca muertes y daños irreparables tiene responsables directos. PNV, PSOE, vosotros diseñasteis esa ruleta que PP ha mantenido recrudeciéndola. De vuestra boca oímos que no solo era para castigar a los presos, que haría lo mismo con los familiares. Le habláis de suelo ético a la ciudadanía vasca y habéis causado 337 accidentes y 16 víctimas. ¿Esa es vuestra ética? Las mujeres y hombres que nos encontramos aquí hoy somos vuestras víctimas. No nos habléis a nosotros de ética, responsabilidades y memoria, no cuando habéis vuelto a ensuciaros las manos con sangre. Esta vez con la de los jabalíes contra los que chocamos en Burgos.
¿Habéis reconocido alguna vez el daño que habéis producido vosotros? ¿Habéis recibido en vuestras oficinas a los familiares de los muertos en las carreteras, a las personas que han sufrido accidentes? ¿Os habéis puesto en contacto alguna vez con nosotros? No, os habéis negado, pensado que así dejaríamos de ser lo que somos. Pero aquí estamos, aquejados físicamente por el accidente, pero dispuestos a hacer el siguiente. Dispuestos a hacer frente a vuestra muerte, porque queremos a nuestros familiares y llevaremos ese cariño y esa fuerza hasta el último recoveco de la última cárcel. Porque los queremos vivos y en casa.
Y la ruleta sigue dando vueltas, esperando a la siguiente víctima.
La dispersión, espera nuevas víctimas. Porque la política penitenciaria, mantiene activa hoy, la misma violencia con la que fue diseñada hace 27 años, y puede seguir sumando víctimas con la misma impunidad con que las ha causado hasta ahora. Lo saben sus responsables, que la diseñaron como instrumento de chantaje y de dolor; lo sabemos todos nosotros y nosotras, que la pagamos con nuestra salud, y, en 16 ocasiones, con nuestra vida. Lo sabe la sociedad vasca, que tiene cerrado el paso hacia un escenario sin sufrimiento.
Pasado mañana, como cada viernes, cientos de nosotros, nos vemos obligados a correr riesgos otra vez. Pasado mañana, como cada fin de semana, la dispersión se asegurará nuevos frutos: daños físicos, daños psíquicos, daños económicos. Daños.
¿Durante cuánto tiempo van a seguir nuestras vidas en manos de los responsables de la política de dispersión? ¿Durante cuánto tiempo vamos a ser utilizados para cerrar vías a la paz? ¿Cómo se puede firmar un compromiso por el escrupuloso respeto a los derechos humanos, sin abordar la necesidad urgente de poner fin a nuestra situación? ¿En qué cómodo plazo de tiempo piensan poner fin a nuestro sufrimiento?
Una vez más, toda nuestra confianza está depositada en la sociedad vasca, en su capacidad de activarse y responder; en las fuerzas políticas y sindicales, en los organismos y las personas que no hay avance posible, que no hay escenario sin violencia, mientras no esté asegurado el respeto a los derechos de todas las personas.
No queremos terminar esta rueda de prensa sin dejar constancia del reconocimiento de Etxerat a la labor solidaria de los conductores de Mirentxin, que, por ayudarnos y aligerar nuestra carga, ponen también en juego su integridad y su vida, que es el precio que nos cobra, cada fin de semana, la política de dispersión.