Hemos comparecido públicamente para denunciar el accidente de tráfico sufrido por allegados al preso político vasco Asier Ormazabal

ETXERAT

Quienes gestionan y quienes defienden la política de dispersión repiten una y otra vez que esta medida ha dado sus frutos. En este caso, añadimos nosotros, los frutos son dos personas heridas con motivo de un accidente de tráfico causado por la dispersión. Dos personas que han sufrido las consecuencias de los viajes que deben realizar a la fuerza, poniendo en juego sus vidas y su seguridad, cargando con los riesgos y condenados a viajar en condiciones que también les son impuestas.

En este caso han sido dos personas allegadas al preso político vasco Asier Ormazabal las víctimas, el pasado sábado, 3 de junio, de un accidente grave de circulación en el viaje de vuelta de la prisión de Teruel, en Longares, cerca de Zaragoza. Estas dos personas resultaron heridas y hospitalizadas. Tras permanecer 24 horas en observación tras el tremendo impacto sufrido, pudieron trasladarse a sus casas al día siguiente. El diagnóstico deja clara la gravedad del accidente; cinco puntos de sutura en un codo, policontusiones, cortes, corrección de cervicales y colocación de collarín.

Estamos hablando del sexto accidente de tráfico del año producido durante los largos viajes que los familiares deben realizar de manera impuesta para poder ejercer su derecho a visitar a sus seres queridos. El pasado 11 de febrero familiares del preso Premin Sanpedro sufrieron el primer accidente de esta año en el viaje de vuelta de Jaén; amigos y familiares de Iñaki Aramaka también fueron víctimas de un percance en carretera a la altura de Salamanca, tras la visita en Sevilla; el 11 de marzo dos amigos del preso político vasco Asier Badiola, en Picassent, lo sufrieron en Valencia; una amiga de Mikel San Sebastian chocó con su vehículo en Oiartzun al regresar de la visita en Murcia; y el pasado 13 de abril familiares de Ander Mugika, preso de Donostia recluido en Saint Martin de Ré fueron vítimas de un accidente en las inmediaciones de Burdeos.

La dispersión, espera nuevas víctimas. Porque la política penitenciaria, mantiene activa hoy, la misma violencia con la que fue diseñada hace 28 años, y puede seguir sumando víctimas con la misma impunidad con que las ha causado hasta ahora. Lo saben sus responsables, que la diseñaron como instrumento de chantaje y de dolor; lo sabemos todos nosotros y nosotras, que la pagamos con nuestra salud, y, en 16 ocasiones, con nuestra vida.

Transcurridos ya cinco años y medio desde el anuncio del alto el fuego definitivo por parte de ETA y cuando se cumplen dos meses del desarme de la organización armada, no podemos aceptar que los estados español y francés mantengan activas las medidas de excepción en su política penitenciaria. En este nuevo ciclo político esperanzador abierto en Euskal Herria en el que la propia sociedad vasca ha decidido llevar hasta el final el proceso de paz y la resolución del conflicto, reiteramos nuestro petición a las instituciones y agentes políticos, sindicales y sociales para que den un paso firme para lograr acabar con el alejamiento y la dispersión, y lograr la libertad de los presos con enfermedades graves. No es aceptable quedarse a ver el toro desde el otro lado de la barrera ya que la gravedad de la situación exige respuesta y asunción de responsabilidad inmediata. No podemos seguir esperando… o ¿es que estamos dispuestos a asumir una nueva víctima mortal como consecuencia del mantenimiento de las medidas de excepción que afectan a los presos y a los familiares y amigos?

Mientras tanto, pasado mañana, como cada viernes, cientos de nosotros y nosotras, padres y madres, hijos e hijas, parejas y amigos, nos veremos obligados a correr riesgos otra vez. Pasado mañana, como cada fin de semana, la dispersión se asegurará nuevos frutos: daños físicos, daños psíquicos, daños económicos. A los mandatarios españoles y franceses les da igual, les da igual a los gobiernos español y francés, porque siguen teniendo la voluntad de provocar sufrimiento a los presos y sus familiares. Eso es lo que trasladan una y otra vez.

Para acabar, queremos enviar un abrazo caluroso a Asier y a quienes fueron a visitarle y sufrieron el accidente que hoy no han podido estar con nosotros como consecuencia de las secuelas que padecen. Con la firme voluntad de no tener que volver a sufrir una situación similar,

¡LES QUEREMOS VIVOS Y EN CASA!

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