Noticias de Gipuzkoa. Urtzi Errazkin (Donibane Garazi, 1975) hace un repaso a la situación de los presos tras las últimas noticias, que van desde París hasta el debate interno del EPPK.
Hernani - El lunes pasado se reunieron en París con diversos agentes políticos y sociales. ¿Cuál es el balance?
-Positivo. Fue muy importante primero la delegación que fuimos, con el presidente de la Mancomunidad de Iparralde y representantes de todos los partidos, además de miembros de la sociedad civil como Bake Bidean, Bagoaz o Etxerat. Fuimos con un mismo mensaje: que es momento de pasar al siguiente paso de la Declaración de Aiete, el de los presos, una vez efectuados los dos primeros. Tuvimos reuniones con miembros de la Asamblea Nacional y con los tres estamentos de Derechos Humanos más importantes de Francia. Hubo una acogida muy positiva a lo que planteamos y se propusieron iniciativas que más adelante se verá si se pueden llevar a cabo.
¿Es más optimista que antes de ir?
-Todos los pasos que se den a favor de los presos y del final de la excepcionalidad lo son, así que somos más optimistas.
¿Ve factible que Francia dé más pasos que España?
-Es difícil evaluarlo, pero antes del 8 de abril en Baiona se veía difícil que Francia diera pasos al margen de lo que decía España y, sin embargo, aquello se pudo hacer. Tenemos esperanzas.
¿Cuál es la prioridad de Etxerat?
-Nuestro objetivo es que todos los presos y exiliados vascos estén en sus casas, pero siempre decimos que hay pasos intermedios. Los más urgentes para nosotros son el acercamiento de los presos a las cárceles cercanas a sus domicilios y el segundo, no menos grave, la situación de los presos gravemente enfermos. Son dos situaciones que están creando muchísimo sufrimiento, vulneran derechos humanos y cualquier día de estos podríamos tener otra víctima mortal encima de la mesa.
El ministro Juan Ignacio Zoido dice que no saldrá ningún preso enfermo hasta que su muerte sea inminente.
-Son declaraciones bastante irresponsables. La propia ley que habla de los presos gravemente enfermos dice que para la salida de la cárcel se tiene que ver que ese preso se va a morir, pero no habla de fechas ni nada. Si hablas con cualquier médico, te dirá que es imposible predecir si vivirá uno o seis meses. Es una excusa para no cumplir sus propias leyes cuando hemos visto que, en otros casos también de asesinatos o secuestros, se ha aplicado una ley. Pedimos que se aplique exactamente igual a nuestros familiares.
¿Cuál es la situación de los presos enfermos?
-Son 21 los que están diagnosticados, aunque nueve de ellos no lo han hecho público por diversas razones. Hablamos de personas con sida, cáncer, esclerosis múltiple… Hay enfermedades mortales y otras, no, que cualquier médico dirá que es una enfermedad, como por ejemplo, la esclerosis, que no te va a matar, pero que no te dejará vivir, sobre todo en la cárcel. Zoido habla solo de la ley que permite liberar a los presos que van a morir, pero hay otras leyes que sin dar libertad absoluta, hablan de condicionales o atenuadas. Ahí no hace falta que el preso vaya a morir, basta que la vida en la cárcel no ayude a llevar la enfermedad.
¿Cree que la declaración sobre los presos enfermos de todos los partidos del Parlamento, salvo el PP, más los sindicatos abrirá puertas?
-Sí, por supuesto. Llevamos tiempo diciendo en el País Vasco que debían dar ese paso adelante, que pide la sociedad civil. La mayoría piensa que hay que dar pasos, tanto sobre el alejamiento como en los presos enfermos. Vemos muy positivo que se hayan juntado todos menos el PP, que se ha quedado solo, pidiendo que de una vez por todas se aborde el tema y se le dé una solución.
¿Ve posible una declaración similar en Madrid?
-Esto nos acerca a esa posibilidad. Hace un mes sería mucho más difícil que se pudiese llevar a España. Con esta prácticamente unanimidad de partidos y sindicatos en el País Vasco, se hace mucho más fácil que podamos ir a Madrid a exigir exactamente lo mismo.
Semanas antes del 8 de abril se publicó que el Gobierno español se preparaba para un escenario de acercamiento gradual de presos. ¿Cómo acogen estos titulares?
-Con los pies en el suelo, porque estamos acostumbrados a oír muchas declaraciones que luego no llegan a buen puerto o no se concretan. El tiempo nos corre en contra y siempre decimos que nosotros también tenemos derecho a empezar a hablar en pasado como familiares. Todavía cada fin de semana nos obligan a ponernos en la carretera, jugándonos nuestra economía y nuestra vida por el simple hecho de poder hacer esas visitas.
¿Cómo valora el papel del Gobierno Vasco y del de Nafarroa?
-En eso también ha habido un avance importante en el último año. Con la mayoría de los partidos y sindicatos tenemos reuniones, y les hemos planteado un acuerdo social en torno al acercamiento y los presos gravemente enfermos para que se sumen. Nadie se ha opuesto a ese texto, aunque luego ya se verá cómo se puede materializar. Vemos una receptividad difícil de prever hace un año o hace año y medio.
¿Esa declaración partiría del acuerdo parlamentario reciente?
-Exactamente. Al final buscamos que lo que realmente la sociedad civil reclama se vea en una foto con los partidos y sindicatos.
¿El traspaso de la competencia de la gestión de las prisiones a la CAV y Nafarroa podría ayudar?
-Sí. Igual que el Foro Social extrajo en primavera en sus conclusiones, entendemos que el hecho de que esas competencias sean trasladadas ayudaría muchísimo a poder solucionar para poder seguir avanzando en este proceso de paz que tanto ansiamos toda la sociedad vasca para que sea duradera y verdadera, sin ninguna vuelta atrás en ningún sentido.
¿Ha cambiado el escenario general tras el 8 de abril de Baiona?
-Han cambiado cosas e indudablemente tiene que cambiar. Es un paso muy importante que exigía toda la sociedad, igual que los partidos políticos. Ha costado demasiado tiempo, casi seis años desde que se hizo la Declaración de Aiete y en los posteriores días ETA declaró el alto el fuego definitivo. Ha pasado demasiado tiempo para llegar a este escenario, pero hemos llegado. Tanto el Gobierno francés como los mediadores internacionales han dado por bueno ese acto y dicen que ETA ya es una organización desarmada. Eso ayuda y tiene que ayudar a dar los siguientes pasos.
En septiembre de 2011, el EPPK tenía 732 presos. Hoy rondan los 330. ¿Cuál es su situación?
-Desgraciadamente, y aunque la cantidad haya disminuido porque los presos han cumplido sus condenas íntegramente y han sido excarcelados, si cogemos por ejemplo el alejamiento, los porcentajes se mantienen. La mayoría de los presos políticos vascos está lo más lejos posible de sus familiares. En cuanto a números, la situación sigue igual, pero cuanto más tiempo pasa, la situación empeora, para ellos y sobre todo para los familiares: más gastos, más viajes y más accidentes.
¿Confían en ver pronto el final del alejamiento?
-Es necesario y confiamos en ello. Seguimos trabajando para que, mañana no será, pero antes o después podamos hacer una visita el mismo sábado, desayunar en casa y poder volver a casa a comer. Sería importantísimo para nosotros.
Aun así, Estrasburgo desestimó la reclamación de tres presos contra el alejamiento al entender que no vulneraba el derecho a la convivencia familiar.
-Hay que mirar esa sentencia. Decía que no se vulneraba ese derecho porque los presos habían recibido equis visitas y equis llamadas, pero no entraba a valorar las condiciones ni lo que suponen esas visitas. Han llegado a Estrasburgo ya otros casos que explican esas condiciones que vulneran el derecho a la vida familiar, y esperamos otra resolución. Hace más de año y medio, siete europarlamentarios hicieron una declaración en la que recogían esta vulneración. Además, en una petición judicial ante el Constitucional tres jueces sí hablaron de derecho vulnerado en su voto particular.
¿En qué medida pueden incidir en los familiares las conclusiones del debate del EPPK y que pueden abrir una nueva fase?
-Lo valoramos como un paso más que se está dando en el proceso. Desgraciadamente, nos acostumbramos a que los pasos vengan de un sector y a que los gobiernos, que son los que debieran darlos, no los den. Esperamos que este paso que van a dar nuestros familiares ayude realmente y ponga sobre la mesa el hecho de que los gobiernos tienen que dar pasos para que el sufrimiento que se está generando se vaya mitigando.
¿La posible disolución de ETA sería el espaldarazo definitivo para cerrar estas cuestiones?
-Todos los pasos que se den a favor de una paz justa, verdadera y duradera son bienvenidos y deberían ayudar a nuevos pasos. Es indudable. No estamos como hace seis o tres años. Esperamos que cada paso que se dé ayude a llegar a ese escenario que deseamos todos los vascos.
¿Habrá mejorado a la situación de los presos dentro de un año?
-Se me hace muy difícil ponerme en hipótesis... Sí debería. Ojalá se dé esa situación. Trabajaremos para que esos pasos se den. Estamos tan acostumbrados a vivir tanto sufrimiento durante tantos años que se nos hace difícil decir que el año que viene estaremos mejor. Trabajaremos para poder decirlo.
¿Cuáles pueden ser la mayor facilidad y el mayor obstáculo para que eso suceda?
-La mayor dificultad es el bloqueo de los gobiernos español y francés, y el mayor avance o facilidad sería lo contrario, que cumplan su legislación dejando de lado las leyes de excepción de otras épocas que nunca han sido justas y son injustificables, sobre todo en cuanto al alejamiento y los presos gravemente enfermos. No se acabará con todos los sufrimientos, pero dar pasos empezaría a aminorarlos. Si los gobiernos los empiezan a dar y se implicaran, ayudarían a estar en ese escenario que deseamos todos.