ETXERAT (3-5-2019). Entrevista de Koldo Durreit a Etxerat para la Fundación pakitoarriaran.org al hilo de la 18ª Asamblea Nacional de nuestra asociación.
El pasado 7 de abril celebró en Gasteiz su 18ª Asamblea la asociación Etxerat, que reagrupa tanto a familiares como amigos de los presos y presas, exiliados y exiliadas, y deportados y deportadas políticos vascos. En sus conclusiones anunciaban que el eje principal de su trabajo para los próximos meses será desactivar las medidas penitenciarias de excepción que se siguen aplicando a los presos y presas por parte de los Estados español y francés, y que pondrán en el primer plano de su trabajo el alejamiento y la situación límite en la que se encuentran los presos y presas enfermos.
Denuncian que en los nueve meses que el PSOE lleva gobernando en Madrid no se han visto avances significativos que pudiesen entrever un cambio de política en relación a los presos y presas a pesar de las declaraciones de miembros de ese gobierno en sentido de acabar con la dispersión y darle una salida digna al tema de los represaliados y represaliadas enfermos. Prueba de esto, denuncia Etxerat, es que en estos meses 1 preso político vasco ha muerto en prisión, la práctica totalidad de los enfermos y enfermas siguen alejados de Euskal Herria y sometidos al régimen penitenciario más duro, el primer grado, imposibilitándoseles así el acceso a los tratamientos y cuidados médicos que requieren. Además, 24 familiares, incluido un bebé, han sufrido accidentes de tránsito cuando se desplazaban para visitar a sus allegados reclusos en cárceles alejadas de sus pueblos en Euskal Herria, y solo 24 presos y presas (un 8,5% del total) han sido acercados y acercadas a cárceles próximas a Euskal Herria. Medidas que consideran claramente insuficientes.
Etxerat exige que de la misma manera que se dispersó y alejó hace ya 30 años a los presos y presas vascos como medida de presión política y castigo por su militancia, se debe desactivar esta decisión política y llevarlos a la prisión de Zaballa, cárcel situada en Euskal Herria. Y en el mismo sentido de impulsar iniciativas que sirvan para construir la convivencia en Euskal Herria y reduzcan las consecuencias dolorosas producidas durante el conflicto vivido en las últimas décadas, Etxerat hace incidencia en la necesidad de dar solución a la situación que siguen viviendo exiliados y exiliadas y deportados y deportadas para que regresen a casa.
Para conocer más de cerca la situación de los presos y presas, exiliados y exiliadas y deportados y deportadas políticos vascos y las luchas de sus familiares y amigos en defensa de sus derechos nos hemos acercado a Etxerat para que nos relaten de primera mano la realidad actual y sus expectativas.
¿Qué es lo que impide realmente el traslado a Zaballa de los presos y presas vascos? ¿Existen razones jurídicas o más bien se trata de razones políticas que no quieren acabar con la dispersión?
No hay ningún motivo en cuanto a legalidad, ni a condiciones de habilitabilidad en la prisión, problemas de masificación o cualquier otro que impida o condicione el traslado de nuestros familiares presos a la prisión de Zaballa. Pero por motivos que no llegan a declararse abiertamente, las cárceles de Euskal Herria siguen siendo un veto para nosotros y para nuestros familiares. Nosotros conocemos los motivos, los conoce cualquiera, aunque no quieran o no puedan admitirlos: aún es necesario mantener activa la dispersión para mantener activo nuestro sufrimiento.
El gobierno español se apoya en el argumento de que actúa estudiando individual y detenidamente la situación de cada uno de los presos, pero está en cuestión la batalla del relato y, por lo tanto, la falta de responsabilidad, de altitud de miras y visión de estado verdaderamente democrático para propiciar los pasos definitivos hacia la resolución definitiva del conflicto, la convivencia y la paz.
La cuestión de los presos y presas enfermos es la más dolorosa. ¿Cuál es la situación actual y legalmente qué se puede hacer para obligar a los estados a reconsiderar su posición en este tema?
Este mes de abril el preso de Errenteria Aitzol Gogorza Otaegi, que padece una enfermedad grave, abandonó la prisión de Basauri, una vez que le aplicaran el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario. Tras 20 años de prisión, ahora se encuentra en prisión atenuada y cumplirá lo que queda de condena en su domicilio.
Ibon Iparragirre se encuentra en la actualidad en el centro Besarkada Etxea de Gasteiz. Ha mejorado, sin duda, su situación, aunque el objetivo sigue siendo que sea tratado de su enfermedad en su casa. Siguen en prisión, por lo tanto, 20 presos aquejados de enfermedades graves o incurables.
Estos dos únicos avances se han conseguido en base al trabajo de abogados y todas las personas implicadas en que los y las tengamos lo antes posible en Euskal Herria, y sin duda, como consecuencia del empuje de la sociedad vasca, de los agentes políticos y sociales implicados de forma mayoritaria en dar solución definitiva a la cuestión de los presos y presas.
Etxerat considera que los criterios para dejar en libertad a los presos y presas gravemente enfermos deben de ser mucho más humanitarios. No se trata que las personas presas no fallezcan en prisión, sino que, desde que se descubre una enfermedad grave, se proceda a la puesta en libertad, para alcanzar diferentes objetivos: si es posible, sanar a la persona enferma y en el caso de enfermedades incurables, o aplicarle un tratamiento rehabilitador o que impida o ralentice el avance de la enfermedad, permitirle vivir ese periodo de especial importancia en compañía de sus familiares.
La dispersión se ha utilizado como un castigo añadido al encarcelamiento contra los presos y presas pero esto se ha hecho también extensivo a sus familiares, que deben recorrer grandes distancias, con sus riesgos y su costo económico añadidos, para poder tener contacto y visitar a los suyos. ¿Cómo viven los familiares esta situación, cómo se organizan para hacerle frente?
A pesar de la implicación de la sociedad, de agentes e instituciones contra las políticas de excepción, tan solo durante 2018 y el primer trimestre de 2019, 24 familiares, entre ellos un bebé, han resultado accidentados como consecuencia del riesgo impuesto por el alejamiento. Cada fin de semana nos vemos obligados a asumir el riesgo de ponernos en viaje y somos víctimas potenciales.
Con el trabajo iniciado hace dos años “Vértices de la dispersión”, hemos logrado abrir a la sociedad vasca una dimensión desconocida del sufrimiento y de las consecuencias de la dispersión sobre los sectores más vulnerables: niños y personas mayores. Este trabajo no ha finalizado. Continua formando parte de nuestra dinámica de denuncia y seguiremos mostrando y dando testimonio de esta cruel realidad. El tercero de estos vértices son las víctimas de la dispersión. Nuestro propósito es impulsar su reconocimiento y, para ello, reforzar nuestro trabajo en los próximos meses, buscando la implicación de los diferentes agentes e instituciones.
Es indudable, asimismo, la sangría económica que acarrea en las familias el mantenimiento de las políticas penitenciarias de excepción. Cabe citar aquí el ímprobo trabajo solidario de los y las voluntarios de Mirentxin con sus furgonetas, iniciativas como Lasterbiedean, Hatortxu, por citar algunas, y otras muchas que persiguen la solidaridad con los familiares. Etxerat puso en marcha el pasado año las promociones Kinkea, cuya recaudación se destina a financiar la actividad que desarrolla la asociación, es decir, asistencia, asesoramiento y acompañamiento a los familiares y allegados de los presos, exiliados y deportados políticos vascos, junto a garantizar la asistencia jurídica y sanitaria a nuestros familiares presos.
El tema de los exiliados y exiliadas y deportados y deportadas, no por menos doloroso, es menos conocido. ¿Qué dinámicas e iniciativas se podrían implementar para conseguir su regreso a Euskal Herria?
Pese a las limitaciones de nuestro trabajo en este ámbito, forma parte de nuestros retos para el presente curso. Esta misma semana, familiares del deportado político de Santurtzi Joxe Angel Urtiaga han ofrecido su testimonio para denunciar las dificultades que tienen para poder viajar a Cuba por motivo de ser familiares de un deportado vasco. La comparecencia pública ha servido para que Etxerat reclame que, en el nuevo contexto que vive Euskal Herria, ya es hora de desbloquear de manera definitiva este asunto y se ponga fin, 34 años después, a una situación arbitraria. Se deben dar los pasos necesarios para que los 12 deportados políticos vascos puedan volver a Euskal Herria cuanto antes.
También a través del Foro Social continuaremos trabajando activamente para conseguir que exiliados y deportados vuelvan a casa.
¿Cuentan con el apoyo de la sociedad vasca en su lucha por los derechos de sus familiares presos, exiliados y deportados?
Más de medio centenar de ayuntamientos se han pronunciado ya por la excarcelación de los presos enfermos y contra el alejamiento y la política de dispersión mediante mociones presentadas por Etxerat y Sare. Sabemos lo conseguido en Ipar Euskal Herria con la implicación de agentes políticos e institucionales.
Cabe citar otras dos iniciativas institucionales, por relevantes: La declaración del Parlamento de Navarra contra la dispersión y la proposición no de Ley del Parlamento vascongado acerca de la necesidad de una nueva política penitenciaria. Todos los sindicatos suscribieron posteriormente estas iniciativas y desde el mes de enero, el 3º viernes de cada mes los sindicatos realizan una concentración en Bilbo contra las medidas penitenciarias de excepción. En Hego Euskal Herria han sido definitivas las movilizaciones de Orain Presoak.
Se han dado también los primeros pasos en el reconocimiento de las víctimas de la dispersión. Los ayuntamientos de Otxandio, Irunea y Barañain han reconocido oficialmente la condición de víctimas de la dispersión de los vecinos de la localidad fallecidos en accidente durante los desplazamientos a las visitas.
Sin duda, la sociedad vasca desea mayoritariamente resolver la situación de los presos, exiliados y deportados.
Recientemente Etxerat hizo unas declaraciones donde se tendía la mano a las víctimas de ETA mostrando empatía con su dolor. ¿Qué pasos faltan aun por dar para construir y normalizar la convivencia en Euskal Herria tras las décadas de sufrimiento vividas?
Hoy por hoy, el paso definitivo para la resolución es la desactivación total de la dispersión. Mientras esto no se consiga, los derechos humanos siguen siendo vulnerados y cientos de personas seguimos siendo víctimas potenciales. Pero queramos o no, el proceso político nos implica como implica a toda la sociedad, y además, nos afecta directamente.
Por eso, consideramos relevante e imprescindible la presencia de Etxerat en los foros de resolución y continuaremos participando activamente en todos ellos. Nuestro compromiso es aportar al reconocimiento del sufrimiento, a la convivencia y al proceso de paz. Sin perder de vista en ningún momento los que son nuestros dos objetivos prioritarios. Los queremos vivos y en casa. Que nunca más vuelva a pasar.
En la actual coyuntura política del Estado español es real la amenaza de la llegada al gobierno de Madrid de la derecha. Unas fuerzas políticas que en ningún momento han escondido sus intenciones revanchistas y retrógradas en relación a los conflictos que se dan hoy en todos los ámbitos. ¿Qué podría suponer para los represaliados y represaliadas vascos un gobierno de PP, Ciudadanos y VOX?
Ya hemos manifestado que sería muy preocupante mantener una ley penitenciaria vulneradora de derechos humanos y que un eventual cambio de gobierno pudiera significar abundar en la falta de respeto institucional, desde Madrid, hacia la voluntad de nuestro pueblo. Etxerat sigue teniendo toda la confianza en la sociedad vasca para continuar dando los pasos necesarios en el camino de acabar con esta política penitenciaria, la resolución y la paz.