Etxerat ha presentado esta mañana, en la Comisión de Peticiones y Relaciones con la Ciudadanía de las Juntas Generales de Bizkaia, la situación de los menores de edad sujetos a la política de dispersión, al sufrimiento que genera y a sus consecuencias.
ETXERAT. 185 menores de edad, familiares de presas y presos políticos vascos, sufren en Bizkaia las consecuencias de la política de dispersión. Con esta realidad, la imposición de viajar cientos de kilómetros para visitarles y sus consecuencias en el desarrollo personal, social y afectivo; en la salud, y en el rendimiento escolar de niños y adolescentes, ha comparecido Etxerat en la Comisión de Peticiones y Relaciones con la Ciudadanía de Bizkaia.
Únicamente el Partido Popular, ha exigido contrapartidas para dar fin a una situación que vulnera los derechos de la infancia y somete a los menores al sufrimiento y a las consecuencias de la política de dispersión. Mientras que PNV, EH Bildu, Podemos y PSE han mostrado su rechazo a la política de dispersión y su disposición a tratar el tema de los menores -reconociendo, también, las limitaciones de la Cámara-, el Partido Popular ha insistido en que los familiares de los menores, deben pedir perdón, arrepentirse y colaborar con la justicia.
En su intervención, EH Bildu ha puesto el acento en el castigo a las familias que significa la dispersión y en que no existe ningún factor de resocialización en la actual política penitenciaria. Podemos, por su parte, ha recalcado que es inadmisible y absolutamente antidemocrático que para un delito individual, se aplique un castigo colectivo.
En la comparecencia han tomado parte el portavoz de Etxerat y dos familiares que han ofrecido el testimonio directo de su vivencia: Olatz Iglesias, de 20 años, que sufre la dispersión desde que tenía pocos meses y Maider Viso, madre de una niña de 13 que la sufre desde que nació.
Olatz Iglesias ha explicado ante la cámara, la crudeza de tener que realizar viajes tan largos (en su caso, Paris, Madrid, Alicante) para unos cuantos minutos de visita y cómo el alejamiento y estos largos desplazamientos, inciden en todas las facetas de su vida, pero, sobre todo, en cómo dificultan los vínculos afectivos, tan necesarios en la infancia, con la persona encarcelada, en su caso, sus padres. Para Olatz, lo más importante es que su hermana pequeña está ahora viviendo, la misma situación que ella vivió.
Maider Viso, por su parte, ha llevado el testimonio de lo que supone viajar con niños pequeños (en su caso, a Córdoba y Castellón), la angustia de verles sometidos al excesivo calor o al frío intenso, al mareo o las dolencias que atacan a los más pequeños, acrecentada por el hecho de encontrarse a cientos de kilómetros de su casa. Ha resaltado también lo que para los niños supone faltar regularmente a clase, una situación que se da con frecuencia cuando la cárcel dispone que los vis a vis sean en día laborable.
El portavoz de Etxerat, por su parte, ha trasladado los datos generales sobre la dispersión y el alejamiento y, en especial, sobre la situación de los niños y menores de edad, que sufren sus consecuencias exactamente igual que los adultos. El portavoz de la Asociación ha recalcado también, el abandono que estos niños, como el resto de los familiares, sufren por parte de las Instituciones.