Urteko 3. istripuaEtxerat ha realizado la rueda de prensa acompañada de los dos accidentados.

ETXERAT. Este mes se han cumplido 27 años de la aplicación sistemática y colectiva de la política de dispersión al colectivo de presos políticos vascos. Una condena que se ven obligados a pagar de igual manera los familiares y amigos/as de los presos. Una política carcelaria que no solo sigue vigente, sino que continua como el primer día, vulnerando los derechos de cientos de ciudadanos y exponiendo sus vidas. Un coste humano, económico, psíquico y de salud que los partidos que sustentan la dispersión tienen asumido, todo ello con tal de seguir fomentando el desarraigo de los presos. El pasado sábado dos allegados de Algorta sufrieron un accidente de vuelta de una cárcel. Con este ya son tres accidentes en lo que va de año. Afortunadamente no hubo que lamentar víctimas, pero uno de ellos requirió asistencia médica al día siguiente, mientras que el vehiculo ha quedado totalmente inutilizable. Etxerat ha denunciado el accidente en rueda de prensa esta mañana y ha expuesto el peligro que supone la dispersión. A continuación adjuntamos el texto que se ha leído:

 

El pasado sábado día 14, dos amigos de Arkaitz Goikoetxea, sufrieron un accidente de tráfico en las inmediaciones de Burgos, cuando volvían de visitarle en la prisión de Valdemoro, en Madrid, donde se encuentra encarcelado por diligencias. Con éste se elevan a tres, los accidentes sufridos por familiares o amigos de presas y presos vascos en lo que va de año.


El cansancio de largas horas al volante, el nerviosismo que causa tener que llegar a una hora determinada o perder la visita, la larga yKotxea1En la imagen, el coche siniestrado con las ruedas reventadas. obligada espera en la puerta de la prisión, y la tensión son factores de riesgo que no podemos eludir. En este caso y en un momento dado, el conductor perdió el control del vehículo, que pegó repetidamente contra el guardarraíles haciendo que reventara primero la rueda delantera y después, la trasera. Los dos ocupantes del coche tuvieron que proseguir el viaje en taxi, y aunque en un principio parecía que no habían sufrido daños de consideración, uno de ellos requirió atención médica al día siguiente, debido a los dolores que sufría.


Pero no estamos aquí para dar cuenta de cómo ha ocurrido un accidente, sino para denunciar las causas que lo han originado.


Este mes se han cumplido 27 años de la aplicación global y sistemática de la política de dispersión, al colectivo de presas y presos políticos vascos. Lo diremos de otra manera: desde que el gobierno del PSOE, con el apoyo del PP y del PNV entre otros, decidió presionar a las presas y presos políticos vascos castigando a todo su entorno afectivo y familiar. Nadie duda ya, y mucho menos quienes se niegan rotundamente a desactivar la política de dispersión, que el alejamiento de las presas y presos vascos y todas sus consecuencias, físicas, psíquicas y económicas, recae directamente sobre nosotras y nosotros, sus familiares y allegados. El riesgo, ineludible, como ya hemos dicho, es una de esas consecuencias. Nos han impuesto la obligación de viajar, y nos han impuesto la obligación de hacerlo, además, en condiciones de riesgo. Los horarios de las visitas y las distancias que debemos recorrer, no permiten las mínimas medidas de seguridad al volante. El resultado son cientos de familiares accidentados y 16 víctimas mortales. Dieciséis víctimas de una política penitenciaria de excepción. Dieciséis víctimas no reconocidas.


A lo largo de estos 27 años, hemos hablado de nuestra situación con partidos políticos, con sindicatos, con diferentes sectores sociales, con las Instituciones... Y tenemos que decir que nunca, ni uno sólo de los partidos que persisten en el mantenimiento de la política de dispersión, ha mostrado sorpresa al conocer el alcance de sus consecuencias, sobre nuestra salud física y psíquica, sobre nuestra economía, sobre nuestras vidas, y, en suma, sobre nuestros derechos. Al contrario, siempre han tenido preparada su lista de compensaciones y contrapartidas. Significativamente, nunca han hablado de paz. Hoy, casi tres décadas después de la activación de la política de dispersión, nos siguen recordando cuál es el papel que nos han designado, el papel que debe cumplir nuestro sufrimiento. Por eso sabemos que este nuevo accidente, como todos los que lo han precedido, entraba en sus presupuestos.


Pero no entra en los nuestros la pasividad ante situaciones que vulneran nuestro derecho a la familia, a la salud y a la vida. Como hoy, seguiremos denunciando ante la sociedad, nuestra situación; y con la sociedad vasca, con los agentes y las instituciones que buscan un nuevo escenario, seguiremos trabajando por los derechos de todas las personas, por la paz, la gran perdedora ante el inmovilismo y la persistencia de las políticas de excepción.