ETXERAT. Desde Etxerat hemos venido llamando la atención acerca del importante ascenso exponencial de la cifra de presos enfermos, un total de 91 con algún tipo de afección, tal y como tenemos registrados, de los cuales es público que 13 de ellos padecen enfermedades graves, cinco más que hace ocho años, mientras que otros 8 en similares condiciones no quieren hacer pública su identidad.

Tras estos datos se sitúan las largas condenas, las duras condiciones de vida en las prisiones y el factor de la edad de los presos y presas.

Pero no podemos obviar las consecuencias que la dispersión y el alejamiento provocan en el entorno familiar y más cercano de los y las presas ya que, tal y como Etxerat viene denunciando desde hace casi tres décadas, es en las cárceles más alejadas geográficamente de Euskal Herria donde se concentra el mayor número de presas y presos vascos.

Desde Etxerat queremos denunciar públicamente, por su especial crueldad, el caso de Txuma Altable, preso en Castelló I, a 550 kilómetros de su casa, a quien se le ha denegado ser trasladado para visitar a su madre, de 92 años de edad, enferma de parkinson e imposibilitada totalmente para realizar el viaje para visitar a su hijo.

No es aceptable la cerrazón que mantienen en el caso de Altable, tanto la dirección de la cárcel de Castelló I, como la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, impidiendo que Altable pueda disfrutar de un permiso para ver a su madre pese a que la ley permite y reconoce el derecho que asiste al preso navarro.

En este caso se da además la circunstancia de que el informe del fiscal de la Audiencia Nacional española, que así lo ha hecho saber al juez de Vigilancia Pentenciaria, recoge que se dan las condiciones para que Altable solicite cambio de destino al objeto de estar cerca del domicilio familiar.

En este caso, por lo tanto, Etxerat exige a Instituciones Penitenciarias que deje de jugar con los derechos que asisten a los presos y propicie el cambio de destino del preso navarro, para poder mantener así el vínculo familiar en un momento tan complicado para él y su familia.

Denunciamos asimismo la postura del juez de Vigilancia Penitenciaria por demorar permanente cualquier solución a las peticiones del preso.

Cabe citar aquí la reciente aprobación por parte del Parlamento Europeo del informe Bergeron sobre las condiciones y sistemas penitenciarios en la UE, por 474 votos a favor y 109 en contra, en el que se sostiene que la dispersión y el alejamiento son medidas de excepción que vulneran los derechos humanos y castigan a los familiares, y que no se deberían aplicar.

La dispersión y el alejamiento provocan al entorno familiar y afectivo tensión ante los largos viajes, agotamiento, carga física y síquica por los menores de edad que viajan y la penalidad que suponen para personas de edad avanzada. Cada vez con mayor frecuencia, porque en estos casos el tiempo corre también en nuestra contra, nos encontramos con situaciones muy duras de familiares haciendo sus últimas visitas impedidos por su avanzada edad o enfermedad

Son personas a las que se les impide visitar a sus familiares encarcelados porque el derecho a las visitas y a la vida familiar está sujeto a condicionantes que para ellos y ellas resultan insalvables.

¡Las y los queremos vivos y en casa!

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