ETXERAT. 2017 ha sido un año muy intenso para los familiares y allegados de los y las presas y exiliados políticos vascos y vascas. Han sido muchos los pasos importantes llevados a cabo durante este año, pasos que nos han insuflado esperanza y han ayudado a aliviar nuestro día a día, pero debemos señalar, que ha sido también, un año plagado de sufrimiento.
Debemos reseñar el paso cualitativo dado por la sociedad civil vasca este año, la decisión firme de superar, desde el compromiso y la dignidad el bloqueo de los estados Español y Francés y trasladar a otro escenario el proceso de paz, sin esperar a nadie. Las jornadas del 8 de abril y del 9 de diciembre son fiel reflejo de este paso, la sociedad civil ha demostrado su desacuerdo con la actitud de ambos estados y ha dejado claro su firme deseo de situarse en el camino hacia la paz y la resolución. En la misma clave de dignidad y compromiso, el EPPK dio a conocer sus decisiones y nuevas labores. Especial mención merece la amplia mayoría alcanzada en los parlamentos vasco y navarro, con el respaldo de todo el arco sindical, en favor de una solución a la situación de las personas presas gravemente enfermas. El informe Bergeron aprobado por unanimidad en el parlamento europeo o la valiosísima y valiente labor realizada por el Foro Social son otros ejemplos. Muchas iniciativas en pos de agitar el tema de los presos políticos vascos.
Nada nos gustaría más que poder hacer una lectura positiva de este año que se acaba, pero no podemos, no nos dejan. Nuestra situación la de los familiares y amigos de los presos y las presas y los exiliados y exiliadas políticas vascas, no se ha movido un ápice, ellos y ellas siguen alejados. Ha sido un año duro, tanto tras los barrotes, como en la carretera. El número de presos políticos vascos ha descendido, sí, pero todos han salido con la condena cumplida. Cuando han pasado ya 6 años desde que ETA anunciara el cese de su actividad armada, es significativo que sigan vigentes todas y cada una de las medidas de excepción penitenciaria aplicadas a nuestro familiares y amigos, más aún, las medidas destinadas a mantener en prisión a los presos y presas gravemente enfermas. Sara Majarenas y la pequeña Izar, Oier Gómez, Ibon Iparragirre, Mikel Otegi, Belen Gonzalez, Javier Perez de Nanclares, Kepa del Hoyo... ejemplos y historias dolorosas para nuestro anuario tintado de negro.
Mientras tanto, los familiares y amigos de los presos políticos vascos hemos realizado miles de visitas, hemos invertido nuestro tiempo, dinero y energía en incontables e interminables viajes, para poder garantizar el derecho de visita que nos corresponde, hemos realizado miles de kilometros a través del estado español, francés, a través de Portugal, Alemania, Suiza e Inglaterra. Hablamos de un número incontable de viajes, en los que fin de semana tras fin de semana, metemos todo el cariño del mundo en el paquete y nuestros cuerpos agotados son lanzados a las carreteras. En este largo año hemos sufrido un total de 9 accidentes, el último esta misma semana. Cada mes y medio un nuevo accidente, un sobresalto más provocado por la política de dispersión. 9 accidentes y 20 heridos en total, 4 de ellas de gravedad.
Como decimos el último sucedió este pasado miércoles, cuando la madre, la tía y la hermana de la presa política vasca de Hernani Marta Igarriz volvían de realizar una visita en la cárcel de Castelló I. El siniestro tuvo lugar a las 16:30 de la tarde, tras atravesar el segundo túnel a la altura de Leitza. En ese momento la calzada se había cubierto de nieve y el vehículo perdió adherencia para colisionar finalmente contra otro vehículo que se encontraba estacionado en el arcén tras sufrir otro accidente. Tras el suceso la hermana de Marta Igarriz pudo salir por su propio pie del vehículo, siendo posteriormente trasladada al Hospital Gipuzkoa, la tía de Marta también pudo abandonar el coche por su propio pie, no así la madre que tuvo que ser sacada del interior. La tía y la madre fueron trasladadas a la Policlínica dónde aún continúan en observación.
Nos encontramos ante un accidente grave, la madre de Marta tiene 6 costillas rotas y dos vértebras aplastadas y la tía, por su parte, sufre rotura de esternón. Estos son los resultados de la cruel política de dispersión, fracturas, dolor, sufrimiento, victimas y por desgracia muertos. Pues debemos recordar, una vez más, que le dispersión ha provocado 16 muertes en estos 28 largos e interminables años.
Un interminable año este también, teñido de sufrimiento para los familiares y amigos de los y las presas políticos vascos, Pero en este nuevo año que llega no le vamos a dar la espalda al esperanza y a la ilusión, depositamos esta ilusión inquebrantable en el compromiso mostrado por la sociedad vasca y sus agentes, reafirmamos un año más nuestro irrevocable compromiso para seguir trabajando en el reconocimiento de nuestros derechos, denunciando las vulneraciones y dando asistencia sin perder de vista a nuestros familiares y amigas presas y exiliadas, mientras les seguimos esperando.
Para terminar nuestro más sentido abrazo a Marta Igarriz y a sus familiares, especialmente a su madre y a su tía. Seguiremos trabajando hasta conseguir nuestro objetivo:
¡PORQUE LAS QUEREMOS VIVAS Y EN CASA!