ETXERAT (7-1-2019). La asociación Jaiki Hadi ha realizado hoy en Hernani una valoración pública del año transcurrido.
Tras finalizar el año 2018, y como todos los años, la asociación Jaiki Hadi quiere hacer un balance del año transcurrido en materia de asistencia y actualidad sanitaria del colectivo de presos y presas políticas vascas; en concreto, la situación de las personas que se encuentran en la lista de presas y presos enfermos graves e incurables. Y lo primero que constatamos a este respecto es la persistencia de un número muy significativo de personas que, a nuestro entender como profesionales de la salud, padecen enfermedades realmente graves e incurables. Personas y su entorno que sufren de enfermedad y años muy duros en condiciones de reclusión. Como hecho preocupante y muy significativo constatamos que hace 10 años, cuando se hizo pública nuestra labor, cuantitativamente era mucho menor el número de presos y presas enfermas graves: 9 enfermos y enfermas graves e incurables en un colectivo de 765 presos y presas, un número que casi triplica el actual. 10 años más tarde, contamos con 15 enfermos graves e incurables en la lista pública y 6 en la no pública. De un total de 264 presos y presas. Las décadas de reclusión y la edad avanzada van haciendo mella de forma muy alarmante en la salud tanto física como psíquica de estas personas.
Por tanto, en estos momentos contabilizamos un total de 21 presos y presas con enfermedades graves e incurables. El año transcurrido registró la libertad de dos presos de la lista, Manu Azkarate y Jose Ramón López de Abetxuko, mas no como consecuencia de la gravedad de su enfermedad sino por razones meramente jurídicas. López de Abetxuko, además, con 69 años y tras 29 años de reclusión. Y registramos también, por desgracia, el caso de Xabier Rey, preso de este colectivo que puso fin a su vida: consecuencia de la trampa mortal que a veces se cobran su víctima las diferentes políticas penitenciarias aplicadas a este colectivo. Hay que reseñar, así mismo, el fallecimiento anteayer de Juan Mari Maizkurrena, incluido en la lista anónima de hace un par de años y excarcelado en junio de 2017 por un cáncer pulmonar. Y para finalizar con este recuento, anunciar que este año que comenzamos incluimos un enfermo grave más a la lista pública, Gurutz Maiza, con una suerte de patologías graves y el plus de una edad avanzada. Así mismo, trasladamos de la lista anónima a la pública a Kepa Arronategi, con un grave trastorno psíquico, y a Joseba Erostegi, con una pluripatología grave.
De esta manera, comenzamos el año con 21 casos de enfermedades graves e incurables. Se trata de casos con enfermedades que tienen en común la gravedad y el carácter de incurables de las mismas, pero de diferente consideración algunos de ellos. Muchos de ellos deberían de estar inmediatamente en la calle: la persistencia de estas personas en la cárcel es altamente nociva para ellos y ellas. Así, nos preocupan sobremanera los casos de las enfermedades psíquicas, por su carácter destructivo de la mente y los cambios irreversibles que generan en el comportamiento de esas personas. Deberían de estar también en la calle aquellas personas afectadas por cánceres en fase avanzada, los enfermos con patología cardíacas graves y aquellos que padecen enfermedades degenerativas de cualquier tipo, incompatibles con una estancia prolongada en las condiciones carcelarias. Enfermos y enfermas todas ellas que, según nuestro criterio clínico, se encuentran en la lista tanto pública como anónima por decisión personal. Esto es, personas que deberían de tener un seguimiento, tratamiento y protocolo de actuación idénticos al servicio sanitario público pero que su estancia en la cárcel imposibilita.
Y, por último, y al igual que en anteriores comparecencias, no nos cansaremos de emplazar a los responsables para que pongan fin de una vez por todas a tanto sufrimiento inútil: estas personas tienen que estar en la calle, sin ningún tipo de condiciones. La cárcel se ha convertido en una suerte de trampa mortal para estas personas, y entendemos que ya es hora de terminar con situaciones tan crueles. Es en la calle, en su entorno y en condiciones sanitarias adecuadas donde deberían de estar sin pérdida de tiempo.