ETXERAT (28-10-2019). A finales del pasado setiembre murió Elixabete Azurmendi, compañera del preso vasco Kepa Legina, y que fuera, entre otras cosas, en su día, trabajadora de Etxerat. El viernes 25 de octubre amigas y amigos de Eli le tributaron un sencillo homenaje en Donostia. Ésta es la lectura que realizó la asociación Etxerat, invitada al acto.
Les gusta decir, con tanta seriedad como cinismo, que la cárcel únicamente priva al preso de la libertad, y que conserva todos sus derechos. Hemos tenido que aprender que le priva de la libertad, de todos sus derechos y que además, quiere privarle de la dignidad. Como familiares y amigos de presas y presos políticos vascos, hemos aprendido también, que no les basta así y que necesitan hacer lo mismo con todos nosotros. Pero tenemos que estar ahí, porque les queremos y porque nos necesitan y porque el derecho a ser familia, a ser amigos, es suyo y es nuestro. Ese derecho hemos sabido defenderlo siempre y por eso nos lo han puesto muy difícil. Cada visita es una odisea, las solicitudes, la documentación, el viaje, el paquete; los cambios de cárcel, de horarios, de normativas. No importa que pasen los meses y los años, que sumemos más kilómetros a nuestras espaldas de los que podemos calcular. No importa cuántas cárceles hemos conocido, ni con cuántos jefes de servicio hemos discutido, ni que nos sepamos de carretilla el reglamento penitenciario: empezamos de cero cada fin de semana.
Nos lo han puesto tan difícil que sólo dos cosas que nos ayudan a superar la inquietud, la tensión, el desasosiego ante cada viaje: la ilusión por verles y pasar juntos unos minutos, y las personas que están ahí, a nuestro lado, poniendo su tiempo, su voluntad y su compromiso para hacer posible lo que, sin ellas, no podría ser. Las personas que hacen suyos nuestros problemas, las que nos escuchan, las que, además de apoyarnos, nos ayudan. Eskerrik asko, Eli, por ser una de esas personas. Por las innumerables horas que pasaste pegada al teléfono, por todos los problemas que conseguiste solucionar, por devolvernos la tranquilidad que nos quitaban. Por hacernos más corto el camino. Eskerrik asko por todo lo que compartimos, los kilómetros, la niebla y la nieve, la rabia y las risas; a veces, el miedo y, siempre, siempre, la ilusión y la esperanza.
Con esa ilusión y con esa esperanza vamos a seguir trabajando. No está siendo fácil; avanzamos, pero no tan rápido como quisiéramos, no tan rápido como exige una política penitenciaria que hace mucho daño y causa mucho sufrimiento. Esta situación, que nunca debió darse, ya tendría que formar parte del pasado, pero aún nos queda camino que recorrer. Aunque parezca una frase hecha, no tenemos mejor homenaje para ti y para todos los familiares que os habéis ido antes de ver vuestro sueño hecho realidad: seguir trabajando hasta traerlos de vuelta a casa. Y, por supuesto, nuestro recuerdo y el reconocimiento a vuestro trabajo y compromiso.