ETXERAT. “Estos últimos días hemos podido ver que si los agentes políticos y las instituciones se ponen en la misma dirección es posible conseguir cosas. Estamos refiriéndonos al caso de Sara e Izar. Por encima de ideologías, si trabajamos en favor de garantizar derechos, podemos lograr entre todas y todos acabar con la dispersión”. Así ha hablado Patricia Velez hoy, en representación de Etxerat.
Etxerat Elkartea ha comparecido en la Comisión de Derechos Humanos e Igualdad del Parlamento Vasco, al objeto de explicar las consecuencias de la política de dispersión en los y las menores. Junto a Patricia Velez, portavoz de Etxerat, han aportado su testimonio Olatz Iglesias y Maider Viso, ambas familiares de presos políticos vascos.
Etxerat ha querido agradecer en el Parlamento que una mayoría del mismo haya alimentado estos últimos días esa esperanza. “Hoy hemos venido aquí a pedir vuestra ayuda. Hay que acabar con la política de dispersión que se aplica desde hace 30 años, que la han sufrido y la sufren cientos de niños y niñas, que ha provocado cientos de accidentes en las carreteras y un total de 16 personas muertas” ha manifestado Etxerat.
Patricia Velez ha recordado que hace cinco años se abrió un nuevo escenario en Euskal Herria y que surgieron nuevas esperanzas para todas y todos. “Una vez que sitúas tu cabeza en ese contexto, cada día en la realidad actual, sin cambios, se convierte para los familiares y allegados en mucho más doloroso y desesperante que el anterior. Nosotros hablamos todavía en pasado, no se ha abierto el futuro para nosotros”.
Es muy distinto para un niño o una niña emplear dos horas para poder visitar a su familiar en la cárcel, que una odisea de dos días cada vez que lo tenga que hacer, ha añadido POatricia Velez. En ese contexto ha tomado la palabra Olatz Iglesias, de 21 años, que sufre la dispersión desde que tenía pocos meses, Olatz Iglesias ha explicado ante los resperentantes parlamentarios la crudeza de tener que realizar viajes tan largos (en su caso, Paris, Madrid, Alicante) para unos cuantos minutos de visita y ha añadido que el alejamiento y estos largos desplazamientos, inciden en todas las facetas de su vida, pero, sobre todo, en cómo dificultan los vínculos afectivos, tan necesarios en la infancia, con la persona encarcelada, en su caso, sus padres.
Maider Viso, por su parte, madre de Amaiur, de 13 años de edad, ha compartido su testimonio de lo que supone viajar con niños pequeños (en su caso, con su hija desde que naciera, a Córdoba y Castellón), la angustia de verles sometidos al excesivo calor o al frío intenso, al mareo o las dolencias que atacan a los más pequeños, acrecentada por el hecho de encontrarse a cientos de kilómetros de su casa. Ha resaltado también lo que para los niños supone faltar regularmente a clase, una situación que se da con frecuencia cuando la cárcel dispone que los vis a vis sean en día laborable o un domingo a última hora.