ETXERAT (11-4-2019). Etxerat quiere denunciar públicamente la situación que padecen los familiares del deportado político santurtziarra Joxe Angel Urtiaga, a quienes prohíben volar desde Euskal Herria a Cuba para poder visitarle.
Esta prohibición tiene su origen en el veto impuesto por la administración estadounidense a que Bittor Urtiaga sobrevuele espacio aéreo de aquel país, un veto que ha complicado progresivamente la posibilidad de que esta familia pueda viajar periódicamente a Cuba. Una prohibición basada únicamente en el hecho de que Bittor es hermano de Joxe Angel. El único delito atribuible a Bittor Urtiaga es, por lo tanto, su condición de familiar directo de un deportado vasco en Cuba. No hay otras razones. Ser familiar de presas y presos, exiliados o deportados políticos vascos, no es un delito y no puede serlo.
Por eso, mediante la denuncia pública de la situación que están padeciendo Joxe Angel Urtiaga y sus familiares, queremos hacer la misma extensible a los casos de otros 11 ciudadanos vascos y sus familiares y allegados que sufren la deportación en Venezuela, Cuba, Sao Tomé y Cabo Verde. La cifra total de ciudadanos y ciudadanas vascas que han sido deportadas a diferentes puntos del mundo, desde que hace 34 años se pusiera en marcha esta medida de excepción, asciende a 70, 11 de los cuales han fallecido en la deportación.
Queremos recordar que las deportaciones de ciudadanos vascos se impusieron sin ninguna opción de defensa por su parte, y sin ninguna base jurídica o legal. Tras todo este tiempo, 34 años después, los deportados políticos vascos se mantienen en un limbo jurídico, de tal manera que no existe esta figura en el ordenamiento jurídico; las deportaciones no se sustentan en base jurídica o administrativa ninguna. La deportación es, además, una condena añadida, ya que el tiempo transcurrido desde que se iniciara no se computa en ningún caso.
Los familiares y amigos de los deportados políticos vascos estamos obligados a recorrer miles y miles de kilómetros, al objeto de mantener el vínculo afectivo con las personas que queremos y esta situación debe acabar ya. Es evidente la sangría económica que suponen estos viajes a terceros países, así como el sufrimiento y el desgaste sicológico y físico que supone preparar y realizar desplazamientos de estas características. Son viajes obligados si queremos mantener el contacto con las personas que queremos y, en el caso de Bittor Urtiaga, la situación es doblemente cruel ya que le impiden realizarlos.
En la gran mayoría de los casos, las deportaciones de ciudadanos vascos se sustentan en acuerdos bilaterales alcanzados entre los estados español y francés con los gobiernos de los países de destino. En el nuevo contexto político que vive Euskal Herria, ya es hora de desbloquear de manera definitiva esta situación. Etxerat manifiesta que se debe poner fin, 34 años después, a una situación arbitraria y a que se acometan de una vez los pasos necesarios para que los deportados políticos vascos puedan volver a Euskal Herria.
ETXEAN ETA BIZIRIK NAHI DITUGU!